Despertar

1.4K 176 11
                                    

¡Muchas gracias por seguir esta bonita historia!

:3

Espero que les guste~

En el exterior, los presentes estaban limpiando los sellos dibujados en los marcos de los espejos, la imagen que reflejaban ahora volviendo a ser normal, quitando suavemente los espejos y dejándolos a un lado, todos los ojos atentos al trío durmiente, esperando con ansias al despertar.

Mientras tanto, en el interior, los monos y el menor estaban bajando el gran árbol, satisfechos de ver que todo estaba bien y en orden, los monos teniendo que irse de allí.

-¿Se deben ir ahora?- preguntó con un ligero puchero.

-Vinimos a ayudar y ahora que el Baku está muerto, es hora de salir...- contestó Macaque.

-..pero estaremos justos afuera, esperándote con los demás- sonrió Wukong.

-Oh...- sonrió con cariño al pensar en su familia, queriendo verlos en persona, abrazarlos con fuerza y disculparse por el susto que les había dado. -...supongo que es la hora...de despertar- levanto su mano, un destello dorado formándose en su palma, una puerta formándose en la mismísima nada. Parecía metálica, con las palabras "Salida" escritas en verde brillante y con la figura de alguien corriendo debajo. Los monos rodaron los ojos con diversión ante eso, todo un mundo bien imaginado pero una simple puerta que de seguro había visto en algún lado. -Adiós, los veo afuera- se despidió con una sonrisa, la puerta abriéndose por si sola.

-Nos vemos, Kid- sonrió el de pelaje oscuro.

-No tardes mucho- sonrió el de pelaje claro. Ambos respiraron profundo y se adentraron a la oscuridad tras la puerta, sintiendo esta vez como eran enviados hacia arriba de repente.

En el exterior

Macaque y Wukong abrieron los ojos de goleó, abriendo las bocas para dejar entrar una gran bocanada de aire que realmente no necesitaban. Volver a sus cuerpo fue repentino, como una caída que no podían detener, sintiendo que se estrellaban de repente. Se sentaron, notando como todos a su alrededor los miraban con pequeñas sonrisas aliviada pero ambos se giraron para ver al menor, quien aún no se había despertado.

En el interior

-Oye Ponty...- llamo, mirando hacia la puerta que había creado, aquella que lo sacaría de su mente y lo llevaría al mundo real. -...¿Ellos vieron algo más...entre todas las cosas malas?- preguntó, temeroso por la respuesta.

-...solo uno, Jefe- respondió después de unos segundos de duda. -...el de los gritos que vienen de afuera de la habitación...- MK hizo una mueca ante eso. No era el peor recuerdo que podrían de seguro haber encontrado pero prefería que no hubieran visto nada de nada al decir verdad. Suspiro, decidido a lidiar con eso en otro momento.

-Gracias Ponty, nos vemos luego- le mostró una pequeña sonrisa y se adelantó, respirando profundo antes de pasar por aquella puerta. Una sensación de vértigo lo inundó mientras subía de repente, cerrando los ojos con fuerza. Era hora de volver con su familia.

En el exterior

MK hizo una mueca, sintiendo un punzante dolor de cabeza, esforzándose por abrir los ojos. Su memoria estaba enredada, con destellos de algo extraño por allí o por allá, demasiado complicado para pensarlo por el momento. Se sentó lentamente y se frotó ligeramente los ojos, bostezando ampliamente. Sentía que había dormido pero no que había descansado, una sensación rara. Miró a su alrededor, confundido al ver que toda su familia lo miraba fijamente y con los ojos bien abiertos.

-¿Llegó tarde?- fue lo primero que se le ocurrió decir.

-¡MK!- y de repente, el menor se encontraba en medio de su familia, siendo abrazados por ellos y escuchando como decían muchas cosas a la vez, haciendo que se difícil para su candado cerebro entender. Red Son se sentía más cálido de lo normal, con la punta de su cabello en llamas y una gran sonrisa en su rostro. Mei estaba llorando, chipas verdes flotando a su alrededor. Sandy tenía un aura ligeramente fría y húmeda. Nezha tenía pequeñas flores que aprecian a su alrededor, salidas de la nada. Tang tenía una suave aura de color dorado rodeándolo. Pigsy tenía un aura color rosa casi violeta rodeándolo también, con pequeñas lágrimas en sus ojos. Todos tenían grandes sonrisas en sus rostros, luciendo aliviados y felices, solo aumentando la confusión del menor atrapado entre ellos.

-Estoy tan...confundido...- murmuró apta si mismo, correspondiendo con algo de dificultad el abrazo, sus brazos demasiado cortos para rodearlo a todos. Los monos los miraron con una sonrisa, chillando al ser repentinamente arrastrados al abrazo grupal, terminando de alguna manera apretados entre ellos. Se quejaron pero no lucharon, aliviados igual que todos los demás.

Monkie Kid: Baku el devoradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora