005

216 19 0
                                        


Cuando llegamos a mi apartamento bajó, me ayudó con mis maletas y aseguró que vendrían por las cosas que eran difíciles de llevar en auto. No protesté y sin más volvimos a subir al coche.
El trayecto resultó ameno y muy corto, esta vez el silencio no se sintió incómodo. El cielo ahora era oscuro, indicando que había anochecido sin haberme percatado de ello.
Estando los dos fuera del auto nos adentramos a su hogar. Era una casa enorme, se podía afirmar con solo verla por fuera, pero por dentro podías notar cuán amplia era. La decoración me resultaba hermosa, los colores contrastaban muy lindo.

— Permítame llevarle al cuarto en donde se quedará— asentí saliendo de mi trance.

— Claro— sonreí sin separar mis labios y me dispuse a seguirle de cerca.

— Es aquí— señaló la puerta que se encontraba frente a él. Observé ésta y asentí enseguida— Yo me encuentro hasta el fondo puerta hacia su derecha, por si necesita algo— señaló brevemente— la puerta que queda frente a mi recámara es el baño— informó, asentí nuevamente.— La señora encargada de limpieza y cocina viene hasta mañana temprano, hoy era su día libre— continuó explicándome— Pero si necesita algo puede llamarme, o disponer como guste por su cuenta.

— Gracias— sonreí con sinceridad, realmente estaba agradecida de varias formas con este hombre. Él asintió y se dirigió a su cuarto. Cuando le vi desaparecer entré a la recámara que dispuso para mí.

No hacía falta decir que era muy amplia porque ya se sabía con ver las dimensiones de la casa. Sus colores eran totalmente mi gusto, me agradaba. Pasar una noche aquí sería muy cómodo.

(...)

Luego de estar en mi computadora trabajando en uno de los proyectos que tengo por hacer por más de 3 horas, mi estómago comenzó a sonar.

Realmente no hubo tal comida en casa de los señores Lee, por lo cual no había comido desde el desayuno. Era lógico que apretaría el hambre horas después.

Observé mi celular luego de colocarme algo cómodo, eran más de las 9 de la noche, pero necesitaba comer algo o de lo contrario comenzarían los ruidos espantosos provenientes de mi estómago al no ser alimentado.

Con la pena del mundo salí de la habitación, observé al fondo del pasillo, considerado seriamente si llamar a su puerta.

¿Se molestaría si preparo algo?

Encontrar la cocina no fue difícil, por lo que  pensé muy bien al estar ahí, pero mi estómago comenzaba a molestar cada vez más seguido, inundándome de ello solamente.

Busqué en la alacena y encontré gratamente lo que buscaba, realmente tenía antojo de ramen.
No lo pensé mucho y tomé un paquete, agarré una hoya y puse agua a hervir.
Cuando el ramen estuvo listo tomé los palillos, sin embargo, me detuve antes de siquiera probar el primer bocado.

¿Debería llamarle?, él tampoco comió nada, ¿estará dormido ya?

Con ello en mente terminé frente a su habitación en un abrir y cerrar de ojos.
Cuando estaba por tocar la puerta esta se abrió de golpe sorprendiéndome, mi corazón se disparó como loco al tenerle cerca.

— Yo-o —me golpeé mentalmente al saber que tartamudeé con nerviosismo frente a él, me alejé luego de eso— Disculpe, venía a ver si no le apetecía cenar algo de ramen conmigo— formulé esta vez con seguridad y sin titubeos, agradecí ello.— Claro, si gusta. Tenía hambre y pensé que quizás usted también ya que no le vi comer nada después de lleg-

|| Love Contract || Lee Juyeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora