Una vez levanté el mentón fue que topé de frente con su cuerpo en un leve choque. Verle me hizo acelerar el corazón, ¿me había escuchado decir todas aquellas cosas?
Mantenerle la mirada provocó que tragase con algo de dificultad. No podía descifrar con precisión lo que su rostro reflejaba por más que así lo intentase.
— ¿Escuchó-
— ¿Podemos irnos?— su interrupción a mi cuestión conllevó a que frunciese ligeramente mi entrecejo confundida.
— Creo que su padre-
— Hablaré con él en otro momento— volvió a intervenir antes de que pudiese terminar mi oración.
No estaba entendiendo nada, en absoluto.
¿Estaba molesto?
¿Escucharme lo había puesto mal?
¿Estaba tan incorrecto el que yo estuviese enamorada de él?
De cualquier modo, yo no pedía nada de su parte, lo tenía claro, era imposible. Pero, ¿tampoco se me permitía sentir nada?
— Regresemos a casa— escuchar sus palabras me trajo de vuelta en sí, sin embargo, verle tomarme de la mano para que le siguiese volvió a descolocarme.
Su mirada realmente quería transmitirme algo en un principio, no obstante, sus acciones tiraban por la borda cualquier tipo de intento.
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— Yiseul, ¿puedes hacerme el favor de hacerle llegar a Juyeon estas planeaciones?— asentí hacia Jungwoo, tomando el folder que me extendió cuando se colocó a mi lado— Necesito salir urgentemente, voy tarde para una reunión.
— Yo se lo hago llegar, ve con cuidado— aseguré con una sonrisa en mi rostro.
— Gracias, te debo una— sonrió ampliamente.
— Varias— bromeé, haciéndole soltar una risilla.
— Varias.— concordó enseguida, sonriente.— En otro tema, ¿por qué aún sigues aquí? ¿no saldrás a comer?— preguntó, haciéndome recorrer con la vista mi lugar de trabajo. Sin darme cuenta ahora solo quedaba yo en aquella habitación.
— No me percaté de la hora— sonreí algo apenada.
— Ve a comer, ya queda poco tiempo, anda— señaló con amabilidad— Después puedes ir a dejarle el folder, no hay tanta prisa.
— Pasaré rápidamente por su oficina, no me tomará mucho tiempo de todas formas— dije, risueña.
— ¿Cómo ganarte?— soltó, al mismo tiempo que negaba divertido mientras emprendía camino.
— Es imposible ganarme— regresé, siguiéndole el juego.
— ¡A comer primero Kim!— bromeó, antes de salir por completo del lugar.
