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— Creo que es hora de que me vaya— quise aprovechar el momento en el que todos se ponían de pie para emprender viaje, pero su mano sujetar mi muñeca con cuidado me hizo regresar a mi lugar. Miré cómo seguía despidiéndose de los presentes, mientras les sonreía sin mostrar su dentadura— Agradezco mucho su ayuda, en verdad significó demasiado, sin usted no sabría que hubiera sido de mí— susurré cerca de su oído, mas continuó despidiéndose de lejos con sus conocidos.— Es muy tarde ahora, lo más conveniente es que me vaya a casa— por segunda vez volvió a tirar de mi mano haciéndome sentar en la silla, pero con la diferencia de que esta vez logré obtener su atención.

Le observé detalladamente, no parecía ser muy mayor que yo y realmente era alguien atractivo a la vista. Su mirada se fijó en mí y su semblante serio solo hizo que mis nervios se dispararan.

— Hijo— la voz de una mujer me hace alejarme incómodamente luego de tal cercanía— Me alegra saber que finalmente encontraste esa otra mitad. Ignora a tu padre, yo estoy muy feliz— sonrió ampliamente a la señora que parecía ser su madre— Me da mucho gusto conocerte hija, espero puedas pasar a visitarme en estos días, me gustaría conocerte más— asentí sonriente, siguiendo con aquella gran mentira.

— Claro que si señora Lee— aseguré, siendo consciente de que estaba haciendo muy mal.

— Espero dejemos las formalidades pronto— habló con dulzura mientras me tomaba de las manos, asentí otra vez.— Bueno, descansen bien, les veo después.— enseguida reverencié en despedida.

Pude darme cuenta de cómo la señora Lee trataba de llevarse a su esposo mientras éste le discutía cosas que no alcanzaba a escuchar, pero que sabía me involucraban a mí.

— Andando— pronunció inesperadamente la voz a mi lado, para luego tomar mi mano nuevamente y tirar de ella guiándonos hasta llegar fuera del restaurante.

— Gracias señor Lee, por todo— formulé tras estar en la acera.— Buenas noches.

— Le llevo, suba al auto.

— Está bien, no es necesario, gracias— me negué a ello.

Quería huir y llegar a casa lo más pronto posible.

— Entre al auto, evitemos sucesos como el de hace una hora— y sin decir más entró al coche. Dudé, sin embargo, estaba cansada, mi cabeza dolía y el pensar con claridad ya no era posible por esta noche. A los segundos entré al auto también, abroché el cinturón y enseguida éste emprendió camino— Ingrese su dirección, será más sencillo— apuntó a la pequeña pantalla que se encontraba al lado del volante. Sin decir palabra lo hice.

El camino fue silencioso y breve, no tardamos mucho en estar frente a mi edificio.

— Gracias por todo.— agradecí por última vez y me dispuse a abrir la puerta.

— Casémonos.— pronunció seriamente. Mi mirada conectó con la de él segundos después.

Reí nerviosamente— Creo que bebió de más, maneje con cuidado y llegue a salvo, buenas noches— formulé. Escuchaste mal, eso fue.
Antes de que pudiera salir del auto su mano capturó mi muñeca impidiendo mi marcha.

— Casémonos— repitió, pero esta vez mirándome a los ojos. Me encontraba perpleja, él hablaba de casarse seriamente y su rostro inexpresivo solo me ponía los pelos de punta.

— Yo no puedo hacer eso, disculpe.— y sin más huí fuera del coche. Rápidamente me adentré a mi edificio y subí las escaleras.

¿Qué era todo lo que acaba de suceder?
Vaya que había sido un largo, aterrador y extraño día.

|| Love Contract || Lee Juyeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora