015

131 18 11
                                        


Juyeon P.O.V.

Eran cerca de las 4 de la madruga, en donde el insomnio se había encargado de acompañarme como tantas veces lo ha hecho con anterioridad.

Pero ¡demonios!

Hoy era malditamente diferente.

Por supuesto que era completamente diferente.

Ella estaba presente hasta en mi más fugaz  pensamiento.

Gruñí de golpe, tomando asiento sobre mi cama. Sin ponerle mucho cuidado, peiné mi cabello hacia atrás y continuamente apoyé mis codos sobre mis rodillas.

Ella quizás ahora pensaba erróneamente, dudaba de mi palabra y sobre todo voluntad.

Su mirada...

Ella no podía seguir pensando así, no cuando la conversación iba realmente en otra dirección.

"— Te amo, jamás he dejado de hacerlo Juyeon— reí con ironía, mirándole sin decir palabra. Era increíble como podía seguir presentándose frente a mí con aquel mismo cuento.— Puedo demostrártelo, yo-

— No— sentencié con firmeza, rechazando el toque que pretendía darme.— Lo nuestro murió el día que correspondiste a él, no te equivoques Hong, no existes más.

— Aún me quieres, dime a los ojos que no me amas, dilo y podré creerlo solo de esa manera.

¿Amor?, eso se había esfumado hace ya bastante tiempo; actualmente, lo único que podía llegar a provocarme esa mujer con su presencia era enojo, resentimiento y repulsión.

Y podíamos estar de acuerdo que ningún concepto anterior indicaba algo positivo.

Sonreí en línea con un sabor amargo en mi boca— ¿Lo ves?, no eres capaz de hacerlo, porque mientes, esa muchachita no significa nada para ti— sonrió satisfecha, colocando su mano sobre mi mejilla.

— ¿Cómo puedes estar tan segura?— sonreí con sorna.

— Porque sé lo que provoco en ti cariño— murmuró con autosuficiencia.

— Es una pena que sigas creyéndome tan imbécil entonces— su expresión decayó, por lo que aproveché para alejarla.

— No es verdad, yo-

De inmediato se apresuró a defenderse, pero todo fue inútil, fue absolutamente inútil luego de que mi mirada diese con ella.

La había embarrado, no tenía ninguna duda.

No luego de contemplar aquellos hipnotizantes ojos marrones que, evidentemente, buscaban respuestas.

Observarle sonreír una vez que llegó hasta nosotros, como si nada estuviese pasando, me hizo sentir increíblemente idiota.

— No sabía que estabas aquí, no era mi intención interrumpir lo que sea que hayas venido a decir.

Pero aunado a toda la presión que mi pecho comenzaba a experimentar, no podía dejar de pensar en lo maravillosamente atractiva que se miraba con gafas puestas.

Tragué, olvidándome con toda la intención de la palabra, de la conversación que ambas mantenían, y sencillamente me dediqué a contemplar su rostro.

— Mira-

No obstante, cuando el tono subió, no pude permitirlo más.

— ¿Puedes irte de una buena vez?

|| Love Contract || Lee Juyeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora