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Y sí, me había dado a la tarea de hacerme la tonta con el asunto de la paleta. Ya habían pasado tres días, sin embargo, no había comentado nada al respecto cuando se daba la oportunidad. Así mismo, opté por no pedir detalles concisos del día en el que me embragué con ganas. Tenía la impresión de que aquella sonrisa que me había brindado al final era por algo, no obstante, por mí bien mental decidí no indagar. Si había o no hecho algo, no lo recordaba, por ende, no había pasado.

— ¿Qué piensas tú?— pregunté, a la vez que posaba toda mi atención en mi mejor amigo.

Contarle a Jeno mi situación actual fue lo que terminé haciendo al momento en el que alzó sus cejas después de haberle respondido en un inicio que todo iba bien.

— Primero, él te besó estando, en teoría, convaleciente. Segundo, tú tomaste por primera vez y después no supiste qué pasó, pero teniendo en cuenta tu preocupación al preguntar y que eso no te ha dejado dormir, de hecho todo parece indicar que sí sucedió algo importante.— habló mientras se acomodaba mejor en su lugar.— Pienso que no hay duda alguna de que en verdad te gusta— finalizó juntando sus manos por sobre la mesa.

— No es así— inútilmente me atreví a negarlo.— Eso no me ha quitado el sueño.

— El hecho de que te pusieras rojita me lo confirmó— sonrió divertido.

— ¡Lee Jeno!

— ¿Quieres apostarlo?

— No me estás ayudando— mostré enseguida una mueca.

— Regresando a lo que quería decir, dudo que él pudiera besar a alguien sin sentir nada de por medio. Después de todo, el señor Lee no parece ser un mal tipo.— continuó muy metido en ello.— Así que, amiga mía, no creo que estés completamente sola en eso— concluyó con una cálida sonrisa en sus labios.

— Él lo ha dicho, no saldría conmigo.

— Ajá, podrá decir misa, pero muchas veces podemos hacernos estúpidos por gusto. No confíes tanto si demuestra otras cosas con acciones, esa es una señal fundamental que no debes perder de vista. Estaremos atormentándonos mentalmente por decisiones tontas y voluntarias, pero nuestro cuerpo siempre tiende a reaccionar ante lo que realmente desea.

— Woah~— solté, mirándole atentamente— ¿Y eso lo dices por...?— indagué con visible curiosidad.

— Por nada— dejó salir una bocanada de aire, para luego agitar su mano de un lado a otro.— Solo menciono lo que suele verse cuando la persona en realidad teme mostrar sus verdaderos sentimientos, resulta como un escudo eficaz en algunos casos. O al menos eso es lo que he escuchado. Eso sí, otras veces simplemente son idiotas.

— ¿Qué debería hacer entonces?— fruncí mis labios, haciéndome chiquita nuevamente en mi lugar.

— ¿Qué haría una chica a la cuál le gusta alguien?— regresó divertido.

— No me agradan tus adivinanzas— contesté, ganándome una risilla de su parte.

— ¿Quieres escuchar lo que pienso ahora mismo?

— Adelante.

— Pienso que como todo en la vida tendrá sus complicaciones en algún momento, pero sí realmente ello te hace feliz, hazlo, arriesga. Tengo la corazonada de que ese es tu destino. ¡Por Dios niña, te casaste!, era una locura de principio a fin, y aún así lo hiciste. Créeme que si eso no fue obra del destino no sé que podría serlo— sonreí sin separar mis labios.— Ahora bien, si crees que lo mejor para ti es dar marcha atrás, es excelente también, siempre y cuando tú lo desees.— hizo un pequeño ademán con su mano— Aunque viéndote bien a los ojos, no creo que esto último sea lo que quieras.— fruncí mis labios en una ligera mueca tras ser consciente de que me había leído por completo.

|| Love Contract || Lee Juyeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora