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Okay, tenía que concentrarme.

Fuera pensamientos indebidos, dentro pensamientos correctos y profesionales.

Pero era endemoniadamente difícil, él se veía grandioso en cualquier traje que se pusiese encima.

— Yiseul— llamó minutos después, sacándome de mi breve enredo mental.— ¿Qué piensa?

— Es maravilloso— afirmé, con una sonrisa en mi rostro. Justo como cada una de las veces anteriores en las que había salido a mostrar un conjunto.

— ¿Le parece?— preguntó, inclinado ligeramente su cabeza, con una sonrisa divertida.

¿Se estaba burlando de mí?

— Me parece— aseguré con firmeza, mirándole a los ojos.

— Entonces me probaré el siguiente.

Abrí mi boca por reflejo, luego de escucharle soltar una breve risilla antes de irse.

Bien, definitivamente estaba perdida en la realidad que me acontecía.

Volví a tomar asiento en el sofá y me dediqué a solo esperar en silencio.

¿Qué mosca le había picado? ¿era bipolar acaso?

Hace unos minutos parecía estar bastante serio y ahora no tenía vergüenza en burlarse de mí abiertamente.

¿Era cosa mía?, quizás estaba sobre pensando todo, quizás lo mejor era dejar de pensar. Sencillamente dejaría de pensar, sí, eso haría.

Bueno, si mi consciencia me lo permitía.

— ¿Qué tal este?— escuchar su voz minutos después me hizo volver a prestar atención con rapidez.

Dios mío.

¿Él era real acaso?

Mis pupilas quizás ahora le contemplaban más de lo normal, pero en mi defensa, era algo muy difícil de ignorar estando en mis zapatos.

Luego de unos segundos de deleite no intencional, me percaté de un pequeño pero visible detalle, que de alguna u otra forma, no podía simplemente dejar pasar. En realidad estaba comenzando a inquietarme, debía arreglarlo. Y tal cual como si estuviese hechizada, caminé hasta quedar frente a él.

Mis manos no tardaron en dirigirse al cuello torcido de su camisa, escondido en aquel elegante y bonito saco. Enseguida, ya se encontraba perfectamente acomodado gracias a mi acción veloz, sonreí satisfecha tras lograrlo.

— Me gusta— confesé ensanchando mi sonrisa mientras le observaba detenidamente.

Embelesada, sí, quizás.

— A mí también.

— Me gusta en verdad— continué, dándome la libertad de enderezar el moño en su cuello. No  fue hasta que conecté mirada con él que caí en cuenta de lo que realmente estaba haciendo y diciendo, por lo que disimuladamente me alejé y aclaré mi garganta.— me refiero al traje, yo pienso que es el indicado— intenté arreglar, pero la sonrisa que me brindó solo logró aumentar mis nervios.

— Lo sé.

— ¿Ah?

— Su última mirada fue distinta a todas las demás— aclaró con naturalidad, haciéndome tragar con dificultad.— Iré a encargarme de lo que hace falta— informó al cabo de unos segundos, en los cuales me replanteé seriamente mi comportamiento anterior.

— Claro, sí.

Asentí algo aturdida, y sin tener nada más coherente en mi cabeza que agregar, solo le observé desaparecer de la sala.

|| Love Contract || Lee Juyeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora