Epílogo

749 116 32
                                    

Chu Wanning parpadeó sin caer en cuenta todavía de lo que su contrario había dicho.

—Ah. ¿Ah? ¿Qué?

En seguida se sintió muy cohibido, pero su pecho se infló con alegría pura. Aunque todavía creía que era una broma, incluso todavía pensó por un momento que había escuchado mal.

—¿A... A mí?

Mo Ran rió un poco por la reacción de esta persona, y aunque en un principio sintió algo de miedo de ser rechazado, en ese momento se dio cuenta de que era estúpido pensar de ese modo con las reacciones que Chu Wanning tenía.

—Te amo, Wanning. Me gustas mucho, me encantas, me fascinas, todo en ti me enloquece —aceptó queriendo hacer sentir a esta persona avergonzado.

—¡Basta! ¡No lo digas más! —imploró tapando su rostro en seguida, y aunque se sentía dichoso de escuhar al amor de su vida decir ese tipo de cosas mientras reía, su corazón no podía soportarlo. Estaba acostumbrado al rechazo y a la autoexigencia, así que todavía tenía que procesar esa información.

—Wanning —llamó risueño el más alto, tomando las manos de su contrario en un intento por deshacerse de toda barrera entre ambos—, Wanning —canturreó el hombre sintiendo cálido su pecho por la forma en la que su contrario se movía reacio a mostrar su rostro.

—¡Mo Ran, basta! —pidió con voz temblorosa, casi como si fuese a llorar cuando solo se sentía muy nervioso.

Aunque Mo Ran solía ser muy obediente con Chu Wanning, aún así quiso que lo enfrentara, en especial porque quería escuchar su respuesta.

—Es que quiero hacerte una pregunta importante.

Chu Wanning tomó las manos de su contrario, quien había terminado casi sentándose sobre las piernas del más bajo en su intento por descubrir la cara de este.

—Lo que sea que vayas a preguntar, la respuesta es sí —fue lo que dijo Mo Ran—. Lo... Que quieras, sí.

Había dejado a un lado su orgullo, y había dejado de lado la vergüenza, porque quería dejar en claro que también le gustaba, también lo quería, también lo amaba, también le encantaba, también le fascinaba, también lo enloquecía.

Mo Ran tomó las manos de Chu Wanning de vuelta, llevando la diestra de este hacia sus labios dejando un suave beso en esta con cariño.

—¿Lo que quiera?

—Sí.

El más alto se levantó, y luego jaló la mano de su contrario para seguir su camino.

—¿Y si te dijera que quiero casarme contigo? —bromeó, sin atreverse a soltar las manos suaves de Chu Wanning.

—Bien —susurró casi inaudible, apartando la mirada con velocidad.

—¿Qué? —la sorpresa grata fue evidente en los gestos de Mo Ran, que incluso pareció soltar una breve carcajada por la inesperada respuesta.

—¡Que sigas soñando! —gruñó Wanning, mientras la suave risa de Mo Ran llegaba a sus oídos.

—Hablando en serio —comenzó el más alto llevando las manos de su contrario hacia abajo en un acercamiento íntimo—. ¿Quieres ser mi novio?

—Te acabo de decir que... Cualquier cosa, la respuesta es sí —fue lo único que dijo Chu Wanning.

El más alto esbozó una sonrisa por eso, y se atrevió a bajar su cabeza al mismo tiempo que alzaba la barbilla de su, ahora sí, verdadero novio, pegando sus labios en los de este, incluso si podía pasar gente por allí.

Ni siquiera le importó a Wanning siendo que siempre procuraba salvar las apariencias.

Se sentía feliz, y no estaba dispuesto a arruinarlo.

Quería hacer feliz a Mo Ran también.

~

Después de un tiempo de relación, Mo Ran se dio cuenta de que su novio había comenzado a implementar bastantes cambios en su vida.

Para empezar, aunque tenía problemas de ira bastante severos, parecía mucho más relajado de lo normal, así como también solía socializar mucho más dentro del salón.

No fue hasta que en una ocasión escuchó a Gu Mang decir que podía notar la diferencia en su primo desde que empezó a asistir a terapia que comprendió que se debía a eso.

Le alegraba mucho notar a su novio así, intentando mejorar día a día.

En una ocasión le preguntó la razón por la que había tomado la decisión de asistir a terapia y su respuesta conmovió su corazón.

—Porque te mereces a un novio que tenga responsabilidad afectiva y se sienta bien consigo mismo como para hacer florecer una relación verdadera.

En otras circunstancias, Chu Wanning se lo habría callado, pero quería ser completamente transparente con su pareja.

Su pareja real, verdadera.

En algún punto incluso, Chu Wanning dejó de discutir tanto con Murong Lian. En parte se debía a que gracias a sus insistentes comentarios despectivos, lo había hecho acercarse a Mo Ran, y aunque todavía no le agradaba del todo su primo, comenzó a entender que no era tan mala persona como siempre había pensado.

Se sentía feliz de la familia que tenía, incluyendo a ese perezoso primo suyo.

Pero lo que más le hacía feliz era saber que a veces, una mentira podía hacerse una bonita realidad. No le gustaba mentir por supuesto, sin embargo, había sido la mejor decisión impulsiva que había tomado en su vida.

Se sentía pleno con su relación, con el joven que más feliz le había hecho desde que tenía memoria.

Con el joven que se esforzaba por hacerlo feliz, por cuidarlo, por apoyarlo.

Por esa razón siempre buscaría pagarle del mismo modo, sanando sus propia relación consigo mismo para poder ofrecerle un amor limpio y sano como él se lo merecía.

Del mismo modo, también dejando a un lado el orgullo y dejando de tomar decisiones sin consultarlo antes como le había molestaro a su novio.

Al final, Chu Wanning comprendió que no necesitaba hacerse maromas mentales, lo que ocupaba realmente era comunicarse con sinceridad, y así, disfrutar de su novio.

Su novio.

Su verdadero novio.

Fin

Noviazgo fingidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora