Capítulo 12

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Después de comer reviviendo el pasado en su conversación, Mo Ran invitó a Chu Wanning a su habitación, después de todo no podía simplemente irse y darle a entender a su madre que no querían pasar tiempo juntos, así que terminando de ayudarle a Duan Yihan con los trastos sucios, ambos se dirigieron a la alcoba del más alto.

Chu Wanning se sentó en una esquina un poco tímido, incluso si sabía que no iba a pasar nada entre ellos.

La habitación de Mo Ran a comparación de la suya que rara vez sufría algún cambio, había sido cambiada de color. Antes era blanca y ahora las paredes tenían un color azul muy pálido.

El más alto siempre tenía sus pertenencias en orden a diferencia suya, y tampoco tenía mucho más allá de su escritorio con una computadora en él, su armario; a los extremos de la cama dos muebles donde encima de cada uno había una pequeña lámpara con una cortina blanca envolviendo el foco de esta. Al frente de la cama había un último mueble donde encima tenía una televisión mediana y una consola de videojuegos.

—¿Quieres ver una película? —cuestionó Mo Ran sentándose al otro extremo de su cama.

—Bien —asintió con la cabeza, así que en seguida Mo Ran buscó una película que se adaptara a los gustos de Chu Wanning: es decir, que no fuera romántica.

Tras un rato buscando, al final se decidieron por ver John Wick, aunque no había mucho entusiasmo por ninguno de los dos.

El más bajo solo prestaba atención porque no sabía qué más podía hacer, ni siquiera era bueno al momento de entablar conversación, así que estaba bien para él.

Por su parte, Mo Ran comenzó a jugar con el protector de su teléfono, lo que comenzó a irritar un poco a su contrario debido al ruido que generaba rascando el plástico.

—¿Puedes... Dejar de hacer eso?

Mo Ran hizo un pequeño puchero, pero ya que Chu Wanning no había explotado y se lo pidió amablemente dejó su móvil a un lado.

—Es que me aburro —lloriqueó.

Chu Wanning suspiró pensando que quizá era su culpa, así que tomó el control de la consola apagando la misma para luego hacer lo mismo con el televisor.

—¿Salimos...? —propuso, incluso si no sabía qué podrían hacer fuera.

—No es necesario. Hoy te invité yo y sé que no te gusta mucho estar fuera —sonrió gentil—. ¡Oh! Tengo una idea.

Ante el primer comentario, inevitablemente, Chu Wanning se sintió cálido, por lo tanto, solo se dedicó a observar a esta persona levantarse hurgando entre su armario hasta que extrajo un libro que hace mucho tiempo no leía.

Se trataba de El principito. Le gustaba ese libro porque era fácil de digerir y cuando eran niños siempre quiso que su mejor amigo leyera más a menudo, así que casi siempre se llevaba El principito con la ilusión de que lo leyera.

Jamás lo terminaron de leer juntos, aunque Chu Wanning se sabía de memoria esa historia.

—¿Por qué no me lo lees? —pidió una vez que se colocó al lado de su contrario entregándole el objeto entre sus manos.

—¿Estás seguro? —pidió saber abriendo la portada y admirando las páginas del mismo, sin atreverse a observar a Mo Ran.

—Sí. Léelo. Te escucho.

Chu Wanning comenzó leyendo, mostrándole a Mo Ran los dibujos que tenía el libro cada vez que terminaba de leer cuando aparecía alguna ilustración.

No se llevaron mucho tiempo leyendo, así que cuando el libro finalizó, Chu Wanning simplemente lo cerró sin saber qué decir.

—¿Puedes creer que incluso cuando lo veía ahí arrumbado jamás lo terminé? —comentó el más alto tomando el libro, rozando su piel con la de Chu Wanning que de repente se sobresaltó por el toque. ¡Solo era un toque!

—Siempre quise que leyeras algo.

—Lo sé —rió—, ¿Esto cuenta como lectura?

—Probablemente no —sonrió Chu Wanning, aunque había una felicidad anidada en su interior por terminar una historia que dejó inconclusa con este joven.

—Mh... —hizo un puchero—. Entonces lo leeré después. Es interesante.

El más bajo solo asintió estando de acuerdo con lo que su contrario decía.

—Es un poco tarde. Debería irme pronto —comentó pensando en que era demasiado aburrido pasar tiempo con él.

No entendía cómo la vez pasada Mo Ran no se fue después de diez minutos.

—Quédate un rato más, después te acompaño a casa.

Al final, tampoco era necesario esforzarse mucho en entablar conversación con Mo Ran. Él mismo sabía qué decir.

Mo Ran sabía incluso cuando necesitaba un momento de descanso porque no deseaba hablar de nada. Había olvidado que era la persona que más lo conocía, probablemente incluso más que sus propios padres.

Cuando el sol comenzó a esconderse, Chu Wanning se despidió de Duan Yihan prometiendo que iría a visitarla ponto, así que caminó hasta su casa con Mo Ran a un lado suyo sosteniendo el ramo que le había comprado, quien tenía dibujada en su rostro una bonita sonrisa de cachorro que honestamente le parecía adorable.

—Nos vemos el lunes en clase. Hasta pronto —se despidió el moreno entregando las flores.

—Avísame cuando llegues a casa —pidió Chu Wanning observando al mayor alejándose mientras agitababa su mano estando de acuerdo.

Se sentía demasiado tonto al pensar que quizá estos días eran especiales para Mo Ran cuando ni siquiera parecía querer hablar con él fuera de la escuela.

Aún así buscó desesperadamente un florero bonito que en seguida llenó de agua, sonriendo sin darse cuenta mientras acomodaba su obsequio.

Una risa dulce lo sacó de su ensoñación, encontrándose con el rostro amable de su madre que decidió acercarse a él admirando las flores.

—¿Te las obsequió A-Ran? —pidió saber.

Chu Wanning asintió con la cabeza dejando a la vista la alegría que le había causado ese regalo.

La fémina halagó a Mo Ran por su detalle, más no dijo mucho al respecto para no avergonzar ni incomodar a su hijo.

Mientras cenaban Chu Wanning recibió un mensaje de su no novio avisando que había llegado a casa, así que incluso si no respondió se sintió tranquilo con ello.

Noviazgo fingidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora