𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬, spencer reid

De(railed)

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Créditos: samuel-de-champagne-problems

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Sentado en el tren, rumbo a Virginia para la entrevista de custodia, intentó recordar lo que Spencer le dijo la noche anterior cuando lo dejó en su apartamento. Tenías sus manos en las tuyas y podías sentirlo temblar de nervios cuando hablaba.

Te dijo que cree en ti. Incluso cuando piensas que Hotch y Gideon te están enviando a la entrevista en solitario demasiado pronto, Spencer cree en ti. Si tan sólo creyeras un poco en ti misma, entonces tal vez serías capaz de encontrar una manera de bajar de este tren, pero un hombre armado y pasajeros inocentes demuestran que es un poco difícil.

El hombre pasa el tren arriba y abajo y te dices a ti mismo que te relajes. En retrospectiva, parece una horrible serie de acontecimientos que llevaron al hombre a disparar al asistente del tren. Ha hecho todo lo posible para mantenerlo calmado hasta que la policía lo vea bajar del tren. Mirando afuera, ven a SWAT, la policía local y el FBI alineados a 50 metros del tren.

Continuando agitando su arma alrededor del tren, el sudes dice que quiere hablar con una autoridad superior. A ti mismo, desear que Spencer estuviera aquí contigo. Ya habría averiguado qué le pasaba al hombre. Por razones menos profesionales, siempre estás agradecido de que no esté aquí. . . de que esté a salvo al otro lado del tren.

«Está loco», dice el hombre que sostiene una botella de whisky, «Tienes que hacer algo, señora», dice, tomando un trago de su bebida. Tus ojos se dirigen hacia él y respaldan al doctor, el psicólogo del sudes, buscando una salida.

Respira profundamente, esperando que la UAC se le ocurra un plan. Conociendo el protocolo del FBI, esperas que intenten iniciar una línea de comunicación. Mirando al sudes, crees que querrá hablar con alguien que parezca poderoso. Eso sería Hotch o Gideon. Egoístamente, estás agradecido de que Spencer todavía parezca un asistente mal pagado con un arma de juguete atada a su cadera.

«¡No! ¡Por favor, no me hagas daño!», grita la joven, tratando de liberarse de la garra del hombre, Ted. La libera, tirándola al suelo cuando suena su teléfono.

Gideon.

Hablando por teléfono con Gideon, el hombre exige que le quiten algo. No puedes oír lo que le está diciendo al ignoto, pero pones la poca fe que te queda en esperar que tu equipo pueda salvarte.

***

Su chaleco es demasiado grande para él.

Es lo único que se te ocurre cuando te das cuenta de que Spencer es el "técnico" que mandan. Su corbata y su camisa se pegan de forma incómoda y hay un hueco en sus hombros alrededor del chaleco. Los tirantes están tan apretados que casi se doblan. Sus manos no tiemblan cuando lleva la pequeña caja negra, pero sus ojos parecen aterrados.

Quieres acercarte a él, tal vez cogerle la mano o cepillar los mechones de pelo que le han caído en la cara, pero no puedes. Tienes que sentarte ahí y fingir que es la primera vez que te encuentras con él. Es insoportablemente enfermo y ligeramente divertido de una manera igualmente retorcida. La primera vez que te has puesto de acuerdo para amar a Spencer, ambos pueden muy bien morir.

"Estoy aquí por el chip", dice Spencer, levantando las manos, "me han enviado las autoridades superiores", afirma, alimentando el delirio de los sudes. Proteges tu mirada, incapaz de confiar en lanzarte entre Spencer y el hombre de la pistola.

"Ya está bien y soltad las armas", dice Ted, sujetando a la mujer que llora por el cuello, "y quitaos ese chaleco". Quiero verte"

"No tengo ningún arma. No los autorizan para..."