𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬, spencer reid

How You Get The Girl

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Una tos sacó a Spencer de su aturdimiento mientras miraba la sonrisa de Morgan. Sus ojos parpadearon desde la cocina donde T/N reía, de pie con Prentiss, mientras charlaban con un café. El aturdimiento en sus ojos mientras Spencer se recostaba en su silla y observaba desde lejos fue suficiente para que Derek se acercara al genio.

"Ya lo veo", reflexionó, apoyándose en el escritorio de Spencer y en la clara visión de la sala de descanso.

Spencer parpadeó, apoyándose en su mano. Sus gafas se deslizaron por la nariz "¿Ver qué exactamente?"

"El evidente enamoramiento que tienes con nuestra chica de allí". Las cejas de Morgan se levantaron, una risa se escapó mientras Spencer tanteaba sus palabras.

"Yo-yo no estoy enamorado de ella-sólo distraído, eso es todo."

Él tarareó en respuesta, "Por supuesto, distraído porque ella está en tu mente".

"Esa no es-totalmente la razón". Spencer suspiró, hundiéndose más en su silla.

"Vamos, niño bonito". Morgan le dio una palmada en el hombro, acercándolo "Déjame darte un consejo".

Permitiéndose relajar, el doctor suspiró y miró a Morgan "Sólo habla con ella. Estoy seguro de que puedes encantarla a tu manera si lo intentas".

El único problema, es que Spencer se encuentra con la boca abierta cuando ella abre su boca. Se queda sin palabras y, de repente, el coeficiente intelectual de 187 se reduce a un lío torpe, embelesado por ella.

"Morgan, no puedo. No quiero hacer el ridículo".

"Todo lo que tienes que hacer es mantener la calma, hacerle una pregunta y dejar que la conversación fluya".

"¿Qué tan difícil puede ser?", se encogió de hombros, dando una palmada en el hombro de Spencer.

"Claro". Spencer asintió, levantándose de su silla justo cuando Prentiss e T/N salían de la sala de descanso. Se acercó, confiado en sus pasos, hasta que se paró frente a ella y ésta le sonrió, haciendo que su corazón diera un vuelco que amenazaba con saltar de su pecho. Su estómago se retorció mientras parpadeaba y las palabras se atragantaron en su garganta.

"Hola, Spence", comentó ella, con los ojos brillantes de alegría, mientras pasaba junto a él hacia su escritorio. Él percibió una ráfaga de su perfume y suspiró, deteniéndose en el lugar cuando ella se le escapó. La llamó por su nombre, lo que hizo que la mujer girara la cabeza. Se le iluminó la cara y Spencer se quedó boquiabierto mientras esperaba una respuesta.

"Hola", comenzó Spencer, sintiendo los ojos de Morgan sobre él mientras respiraba "¿Café?".

La comprensión brilló en sus ojos mientras asentía, sosteniendo su taza "Segunda taza y sólo son las 9 de la mañana".

"Se ha descubierto que la cafeína aumenta la atención selectiva y sostenida al estimular la producción de dopamina en el hipotálamo", dijo él, acercándose, ya que su escritorio estaba frente al de ella.

"Y así justifico que lo beba como si fuera agua", reflexionó ella, con una sonrisa en el rostro "Aunque no sé cómo le pones cantidades copiosas de azúcar al tuyo, Spence".

"Es amargo, por lo demás", exclamó él, a la defensiva de su afición por el dulce. Ella sonrió ante el hecho de la absurda cantidad de azúcar que ponía en su café.