𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬, spencer reid

True Love Waits

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Créditos: reidsbrokenknee

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Acababas de regresar a Virginia. Estabais visitando una de vuestras cafeterías favoritas, era un local pequeño, tenía unos cuantos pasillos de estanterías. Era el lugar favorito tuyo y de Spencer para ir juntos.

Tenías tu bebida caliente en la mano, caminando de un lado a otro del pasillo mientras ojeabas la estantería, no encontraste nada que te interesara así que te giraste para bajar al siguiente, pero casi chocaste con la persona que tenías delante, te encontraste con una cara conocida.

Spencer.

La última vez que lo viste fue hace mucho tiempo, pero no parecía muy diferente. Su pelo parecía ser lo único que había cambiado, no estaba recto, era corto y estaba afeitado a los lados. Su cara por supuesto también, parecía mayor. Ambos tenían veinticinco años cuando se conocieron así que él tendría... treinta.

"t/n". Susurró y te miró sorprendido, por un segundo pensó que estaba soñando, tú también lo hiciste.

"Hola". Tu voz era pequeña.

"¿Qué... cuándo volviste?"

"La semana pasada". Tragó saliva.

Los dos os quedasteis allí, él mirándote directamente con los ojos muy abiertos, con cara de haber visto un fantasma. No podías mantener el contacto visual.

"Lo siento, tengo que irme". Saliste rápidamente de la cafetería y desapareciste entre la multitud de gente que caminaba por la calle.

"¡Espera! ¡t/n!" Intentó perseguirte pero ya te habías ido.

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Todo el tiempo que estuvo en el trabajo y de camino a casa, lo único en lo que podía pensar era en tu cara, la hermosa cara que no había visto en años, tu voz, la suave y dulce voz que no había escuchado en años, casi había olvidado cómo sonabas. Se le quedó grabada en la cabeza. Derek se dio cuenta.

Al final del día, cuando estaba recogiendo para volver a casa, Derek se acercó a él.

"¿En qué estás pensando, chico?" Se apoyó en el borde del escritorio de Spencer.

"En nada". Dijo Spencer con las cejas fruncidas, tratando desesperadamente de concentrarse en recoger sus cosas ordenadamente y no en su imagen.

"Oh, vamos, puedo ver los engranajes girando en tu cabeza. ¿Qué está pasando?"

"Vi a alguien que solía conocer. Eso es todo". Cogió su mochila y salió antes de que Derek pudiera decir otra palabra.

Subió las escaleras para encontrarte, sentado en su puerta, te levantaste en cuanto lo viste.

"Spencer". Pasó por delante de ti y abrió su puerta, cerrando la puerta en tu cara, sin decirte una sola palabra en todo el tiempo.

"¡Spencer! Por favor, abre la puerta. Necesito hablar contigo". Gritaste. No hubo respuesta.

"¡Spencer! Abre la maldita puerta!" Golpeaste la puerta. No hubo respuesta.

"No me iré hasta que me hables, sólo abre la puerta". Apoyaste la cabeza en ella.

Oíste el chasquido de los cerrojos y la caída de la cadena, abrió la puerta de golpe y levantó las cejas, estaba claramente cabreado. "¿Puedo entrar?" Tragó saliva. Él suspiró enfadado y abrió la puerta del todo, apartándose para que tuvieras espacio para entrar.

"Hola". No respondió nada. "Spencer, necesito que hables".

"¿De qué hay que hablar? ¿Que aparezcas de la nada después de años? ¿Qué? ¿Vas a disculparte por ello? ¿Como si eso fuera a arreglar todo?" Escupió.

"¿Qué? - No he dicho que arregle nada". Murmuró.

"¡Desapareciste! ¡No dejaste nada más que una carta de mierda! ¿Pero ahora quieres volver? ¿No te das cuenta de lo mucho que me has herido? ¡Me abandonaste! Durante ocho años, siete meses y veintitrés días!" Te ladró.

"¿Crees que no me dolió? ¡Abandonarte me rompió el puto corazón! Por favor, ¡déjame compensar esto!" gritaste.

"¿Hablas en serio? Realmente crees-" Se cortó y suspiró.

"¿Quieres saber algo gracioso? Después de que Emily volviera, juró que te había visto cuando estaba en París. No quise creerla, lo dudé. Porque sabía que me aplastaría, si la creaba".

Lo recordabas tan vívidamente.

Ibas caminando por la ajetreada acera, intentando sacar la cartera del bolso, te chocaste con alguien y la cartera se te cayó de las manos.

Cuando te giraste para cogerla, ya había una mujer de pelo negro agachada cogiéndola del suelo.

"Vous avez laissé tomber ça. (Se te ha caído esto)". La mujer dijo mientras se levantaba y te lo entregaba. Cuando te miró de frente, frunció las cejas.

Emily.

Cuando intentaste coger la cartera, parecía que su mano estaba pegada a ella mientras te miraba intensamente a la cara. Los dos os quedasteis en shock, con los ojos clavados en la cara del otro.

"Merci" Mostró una sonrisa mientras tomaba la cartera y caminaba frenéticamente por la acera, miró detrás de usted un par de veces, ella seguía de pie, congelada, tratando de averiguar si era realmente usted o no.

"Sabes, te he esperado durante dos años. Dos. Malditos. Años. Porque pensé que volverías. Seguí tratando de decirme y convencerme de que volverías. Pero nunca lo hiciste. Me abandonaste, joder".

Te quedaste en silencio, no sabías qué decir, porque sabías que él tenía todo el derecho a sentirse así, y tenía razón.

"Sólo... vete". Siseó.

"No. No, no me voy a ir otra vez". Le miró fijamente a los ojos.

"Sé que marcharme sin apenas dar explicaciones fue una auténtica putada. Te abandoné y no hay excusa para eso. Te quiero, lo siento, pero no podía soportar estar aquí. Necesitaba un nuevo comienzo. Estaba confundido y asustado y no podía hacerlo más. Debería haberte dejado algo más que una carta, y no sé cómo arreglar esto porque sé que no se puede arreglar y Dios, lo siento mucho Spencer. Nunca quise hacerte daño. No quiero irme de nuevo. Por favor, no hagas que me vaya". Sollozaste.

Podías ver cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos, amenazando con derramarse. Las cinco palabras que dijiste se repetían en su cabeza. Sólo las dijiste dos veces.

"Lo siento, te quiero" De la carta.

"Te amo, lo siento" De ahora.

"¿Todavía me amas?" Murmuró.

"Sí". Dejó escapar una risa triste. "Spencer, durante todos estos años que estuve fuera, no pasé un día sin pensar en ti. Quería hablar contigo, pero no sabía cómo hacerlo. Intenté escribir cartas para enviártelas pero nunca tuve el valor de terminarlas, no sabía qué decir, todavía no lo sé". Sacudió la cabeza con solemnidad. "Todavía te quiero, Spencer".

No te dio tiempo a guardar unos segundos de silencio hasta que se acercó a ti y sus manos sujetaron tu cara.

Sus labios eran cálidos y suaves, presionados contra los tuyos. Podíais sentir el calor entre los pechos del otro tocándose mientras os respirabais mutuamente. El calor te consumía mientras te inclinabas más en el beso.

"Todavía te amo, t/n". Se apartó y susurró. "Es que... no quiero estar sola. No te vayas... otra vez, por favor". Le abrazó con fuerza y no le soltó, ya que si lo hacía volvería a desaparecer en el aire.

"No lo harás. No lo haré. Siempre estaré al lado". Te apartaste y sonreíste suavemente mientras sostenías la llave de tu apartamento.

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