𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬, spencer reid

handiwork

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Créditos: zhuzhubii

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Es el fin de semana y ustedes dos están acurrucados en el sofá juntos, pasando la noche leyendo y simplemente disfrutando de la presencia del otro bajo la suave luz de la lámpara del apartamento de Spencer. Por el rabillo del ojo, lo ves llegar al final de su libro y luego lo dejas a un lado suavemente. Juguetea con sus manos por un momento antes de cambiar de asiento y mirarte con sus grandes ojos marrones, inclinándose hacia ti y mirando por encima del hombro mientras lees.

Te sonríes a ti mismo porque sabes exactamente lo que viene a continuación: Spencer se volverá cada vez más tierno con cada página que pases, metiéndose en tu costado y esperando pacientemente a que termines para poder mendigar besos. Tú, por supuesto, siempre lo obligas, ¿cómo podrías decir que no cuando es tan dulce ... tan perfectamente Spencer.

Él da un pequeño zumbido contento y se desplaza a tu lado, levantando sus largos brazos para envolver tu cuerpo mientras parpadea hacia ti con el puchero más lindo en sus labios. Y por lo general, seguirías leyendo durante unos minutos más, pero hoy es demasiado irresistible: cierras tu libro y lo dejas a un lado antes de girarte para besar a Spencer en la mejilla, levantando una mano y enhebrando tus dedos a través de su cabello mientras dejas que tus labios permanezcan en su suave piel.

Se ilumina tan pronto como tiene toda tu atención, persiguiendo tus labios con los suyos y haciendo pucheros cuando te ríes y te alejas juguetonamente. Te encanta lo ansioso que está por estar contigo, lo poco temeroso que está de mostrar su entusiasmo: eres la primera persona con la que ha salido y, aunque no fuiste su primer beso, eres la primera persona con la que se ha hecho. Y desde esa primera vez es como si Spencer no pudiera tener suficiente de ti (y no es como si te estuvieras quejando en absoluto: Spencer es un aprendiz rápido y nunca te cansas de enseñarle)

Te rindes lo suficientemente pronto, y luego lo estás besando: sientes que tus ojos se cierran mientras él acuna tu cabeza con sus manos y abre su boca, burlándose de tus labios con su lengua hasta que la tuya también se abre. Hace un pequeño ruido complacido que es música para tus oídos, tirando de ti hacia él mientras busca más y más y más. Te arrastras besos por sus mejillas y por su mandíbula, sintiendo su aliento caliente y tembloroso contra ti mientras jadea, sus manos acariciando hacia arriba y hacia abajo tus costados casi sin que él les diga que lo hagan.

Dejas que tu mano arrastre su pecho, golpeando los botones de su camisa y sintiendo que su vientre se tensa bajo tus palmas. Él se retuerce debajo de ti, empapándose de todas las maravillosas sensaciones mientras traes tu boca de vuelta a la suya, sonriendo en sus labios mientras jadea en los tuyos. Y luego cambia de posición en el mismo momento en que mueves tu brazo: su entrepierna, cálida y firme e inconfundiblemente excitada, se roza contra ti.

Se sacude hacia atrás, aspirando un aliento agudo y bajando su camisa sobre la tienda en sus pantalones hasta donde la tela rígida le permita. "¡Lo siento!", tartamudea, apartando los ojos y preocupándose en su labio inferior con el ceño fruncido nervioso.

"Oh Spencer, no", levantas una mano para taparle la mejilla, pasando por encima de su labio hasta que se desensate un poco, "No te arrepientas, no hiciste nada malo".

Simplemente se sienta allí por un momento y juega con el dobladillo de su camisa, el nerviosismo en sus rasgos se derrite lentamente en un rubor. Primero se inclina hacia tu mano, dejando escapar una exhalación temblorosa antes de finalmente mirarte y murmurar: "Estás ... ¿Estás segura de que está bien? Y-no crees que sea raro que me ponga... duro solo por besarte?"