CAPÍTULO 4

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ALEXANDRA PEMBERTON

Hoy era el día, hoy vería a Lucca y estaba muerta de miedo; los últimos días fueron un tormento, sentía una mezcla de emociones que francamente me superaban y no tenía idea que hacer; Noah se dedicó a tranquilizarme, pero sus esfuerzos no dieron resultado porque simplemente me era imposible dejar de pensar en todos los escenarios que podrían suceder.

Estos días pasé la mayor parte del tiempo con Daphne, la llevé al acuario, al teatro, a un museo interactivo para niños y fuimos de compras junto con Isabella; cada momento que pasaba con mi hija era el más preciado para mí y justamente por eso tenía tanto miedo, ¿Qué diría Lucca si supiera de ella? ¿Su familia intentaría quitármela?

-        ¡Mamá! – exclamó Daphne abalanzándose sobre mí

Aún seguía acostada sobre la cama, pero aun así tomé a mi hija en los brazos y comencé a hacerle cosquillas provocando que su risa estallara en la habitación; me encantaba escucharla reír y me hacía feliz el solo verla sonriendo mientras intentaba contratacar mi ataque.

Daphne era el sol, brillante e intenso; cuando sonreía, era capaz de tener el mundo a sus pies y no había nadie que pudiera resistirse a ella cuando ponía ojos de cachorro y te miraba con dulzura; mi hija era encantadora en todos los sentidos y no imaginaba un mejor regalo que tenerla a mi lado.

-        Preciosa – dije apartando el cabello de su rostro – Tenemos que ir a desayunar 

-        No – rogó sacándome otra sonrisa – Un ratito más

-        ¡Uy! entonces tendré que decirle al tío Noah que llegaremos tarde – dije y sus ojos se abrieron de golpe

-        ¡Levántate mamá! ¡Arriba! ¡Arriba! – dijo saltando de la cama y tirando de mi brazo para que me levantara

-        Ya voy – respondí riendo ante su desesperación - ¿Por qué no vas a elegir lo que usarás y le pides a Olivia que te peine? – sugerí y sus ojos se iluminaron antes de prácticamente salir corriendo de la habitación

Daphne adoraba la casa de los Bogani y se divertía mucho con Noah, lo cual no me sorprendía ya que muchas veces él se comportaba como un niño, así que, si me demoraba, seguramente se enfadaría mucho conmigo así que rápidamente me levanté y me metí al baño para darme una ducha rápida.

Me vestí con un pantalón de cuero sintético y una blusa negra pegada al cuerpo con las mangas semi abullonadas, me coloqué un cinturón para terminar de ajustar mi figura y me maquillé muy sutilmente, después tomé mi bolso con las cosas más importantes y salí de la habitación para buscar a Daphne.

El plan para el día de hoy era bastante simple, pasaríamos el resto de la mañana en casa de Noah y alrededor de la una de la tarde mi padre iría para quedarse con Daphne y los Bogani mientras que Noah me acompañaba a la reunión con Lucca que seguramente también llevaría a su abogado con él.

Hasta el momento todas las conversaciones fueron entre Noah y el abogado de los Andreotti así que todo estaba tenso, pero hoy era el día y no existía forma de escapar, tendría que enfrentarme a Lucca, solo esperaba que las cosas no se complicaran.

-        ¿Daph ya estás lista? – pregunté entrando a su habitación y se giró dándome una de sus sonrisas

-        ¿Me veo linda? – preguntó con dulzura mientras Olivia terminaba de peinarla

-        Hermosa – respondí y su sonrisa se hizo más grande

Daphne traía puesta una falda a cuadros con unos pantis y unas botas negras, mientras encima usaba una blusa roja de mangas largas; su cabello estaba suelto, excepto por dos pequeñas colitas adornadas con dos moños que la hacían ver adorable.

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