CAPÍTULO 21

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LUCCA ANDREOTTI

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LUCCA ANDREOTTI

Cuando regresamos a la sala de cine prácticamente nos arrebataron los tazones con las palomitas y en cuanto nos sentamos, Alexa se recargó en mi hombro, pero poco a poco sus ojos comenzaron a cerrarse y simplemente la acomodé para que pudiera descansar.

Daphne se reía con la película y Pietro reía con ella, confirmando las palabras de Chiara cuando decía que él era un niño y no temía demostrarlo, pero cuando la película finalmente terminó, desperté a Alexa con cuidado mientras que Daphne preguntaba si podíamos asar malvaviscos y aun con el sueño reflejado en su rostro, Alexa aceptó.

Una vez que tuvimos las bolsas con los malvaviscos y el chocolate derretido, Daphne nos guio al jardín, donde había una zona específica para la fogata y Noah se encargó de preparar todo mientras nosotros nos acomodábamos y colocábamos los malvaviscos en un recipiente.

Una vez que todo estuvo listo cada uno tomó una brocheta para después colocar los malvaviscos al fuego; Daphne devoró dos malvaviscos de golpe y sonrío emocionada con la boca llena de chocolate causando que yo también sonriera.

Era una niña adorable, dulce y sumamente extrovertida; sonreía con una facilidad que era imposible no devolverle la sonrisa y cuando se emocionaba sus ojos brillaban como lo hacían los de su madre; Daphne era educada, amable e inteligente como Alexa, aunque ciertamente la paciencia no era su fuerte, en eso se parecía mucho a mí.

Mientras más la conocía, más similitudes encontraba entre Daphne y nosotros; como los gestos que hacia cuando pensaba o como jugaba con su cabello cuando estaba aburrida, tal y como Alexa hacia cuando estaba distraída; Daphne también solía fruncir el ceño cuando no conseguía que algo le saliera a la perfección, pero no se rendía y seguía intentando hasta que tenía el resultado que deseaba; ella era fuerte, decidida, obstinada y radiante, de alguna forma sacó nuestras mejores cualidades y mientras más tiempo pasaba con ella, más orgulloso me sentía de ser su padre.

-        Preciosa, come más lento – pidió Alexa y Daphne hizo un puchero

-        Pero... - comenzó a replicar nuestra hija, pero Alexa negó

-        Nada de ojos de cachorro – declaró y Daphne bufó disgustada

-        ¿Y si contamos historias? – sugirió Pietro y la emoción regresó al rostro de Daphne

Uno por uno fuimos contando viejas historias, cuentos infantiles y leyendas que impresionaron a Daphne hasta que finalmente los malvaviscos se acabaron y el sueño se hizo más fuerte, por lo que terminamos con la fogata y cada uno se dirigió a su habitación; así que tomé a Daphne en brazos y la llevé hasta su cama mientras que Alexa nos seguía.

Después de arropar bien a Daphne, Alexa tomó mi mano y me dio una sonrisa coqueta arrastrándome hacia afuera y honestamente no puse ninguna objeción, así que una vez que pusimos un pie en su habitación, cerré la puerta tras nosotros y la acorralé atacando sus labios de inmediato.

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