CAPÍTULO 16

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LUCCA ANDREOTTI

Su mamá...

Alexandra era la madre de Daphne, pero entonces... no podía ser hija de Noah, tendría que ser...

"Mía" 

Me costaba respirar y los latidos de mi corazón estaban acelerados, no podía ser cierto... ella no me habría ocultado un secreto tan grande... no podía ser verdad.

Me levanté de golpe y salí rumbo a la oficina de Alexandra como loco sin importarme los intentos de la secretaria por detenerme; pero cuando irrumpí en la oficina y nuestras miradas se cruzaron me paralicé.

Cerré la puerta con fuerza colocando el seguro y sobresaltada se excusó con la persona que estaba al teléfono y terminó la llamada levantándose con la clara intención de cuestionarme mi actitud, pero ni siquiera la dejé hablar y de inmediato hice la pregunta que me consumía por dentro.

-        ¿Daphne es mi hija?

Alexa se puso pálida y sus ojos se abrieron de golpe, su labio inferior comenzó a temblar y el pánico se reflejó en su rostro.

-        ¿Daphne es mi hija? – repetí y temblando comenzó a acercarse

-        Lucca...

-        ¡Responde! – grité alterándome por completo

-        Sí... - murmuró – Esa niña maravillosa... es mi hija... y tú eres su padre

Estaba en blanco y completamente en shock, no podía respirar, no podía hacer más que repetir sus palabras en mi cabeza

-        Lo descubrí poco después de que te fueras

-        ¡¿Cómo me ocultaste algo así?!

-        ¿Qué iba a hacer? – dijo con la voz entrecortada – Dijiste que éramos un error, que lo que hubo entre nosotros no debió pasar, me abandonaste, yo... no podía decírtelo – había tantas cosas que quería decir, pero las palabras no salían de mi boca – Lucca... por favor... dime algo – rogó

No podía pensar, no podía hablar, era demasiado y temía que, si decía algo ahora, solo empeoraría las cosas; necesitaba tiempo y por eso intenté marcharme, pero ella tomó mi brazo y me detuvo.

-        No te vayas, por favor – pidió entre lágrimas – Sé que es abrumador y lo siento... pero... por favor... no te vayas

-        Cinco años... - murmuré – la ocultaste cinco años – repetí y no estaba seguro si lo decía para ella o para mi mismo

-        Lucca...

-        ¿Cómo puedes pedirme que sea honesto cuando tú no lo eres? – cuestioné soltándome de su agarre

-        Tenía miedo, te fuiste y yo... me sentía tan enojada, tan humillada y dolida

-        Tenía derecho a saberlo – refuté con brusquedad

-        Lo sé... - murmuró

Tenía cientos de pensamientos corriendo por mi cabeza y no podía concentrarme, no estaba seguro si sentía miedo, enojo o emoción; justo ahora todo era como un torbellino y realmente necesitaba salir de aquí e intentar tranquilizarme.

-        Necesito tiempo – dije volviendo la mirada a sus ojos que ahora se encontraban empañados por las lágrimas – Necesito pensar

-        Lucca... - murmuró con dolor en la voz

Cuando me di la vuelta para marcharme, ella no me detuvo y prácticamente salí corriendo de la oficina; mi corazón latía tan rápido que pensé que se me saldría del pecho y mis respiraciones eran cada vez más pesadas.

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