CAPÍTULO 37

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LUCCA ANDREOTTI

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LUCCA ANDREOTTI

Había pasado todo un mes y aunque ya tuvimos una revisión médica, en esta ocasión, al fin podríamos ver a nuestro bebé en el ultrasonido y eso nos tenía completamente locos; no podía esperar para saber si sería un niño o una niña, aunque la verdad eso era lo de menos, mientras estuviera fuerte y sano.

Alexandra y yo no podíamos controlar nuestra emoción y Daphne no dejaba de preguntar cuando sabríamos si tendría un hermano o una hermana lo que también nos estaba enloqueciendo, pero de cierta forma era muy adorable; nuestra pequeña hija estaba más que encantada con la idea del nuevo bebé y cada vez que tenía un tiempo libre siempre terminaba saliendo con su abuela o con Isabella Bogani en busca de cosas con las cuales decorar la habitación del bebé.

Por otro lado, el asunto de la boda ya estaba en marcha, tanto aquí como en Italia; al final tuvimos que delegar la mayor parte de los preparativos, porque de no hacerlo, el estrés nos consumiría, pero seguíamos al pendiente de cada decisión y Alexandra pasaba mucho tiempo con Chiara hablando de los vestidos y ayudándola con el marketing de su nueva marca.

En este tiempo ellas se unieron mucho y eso me alegraba, aunque últimamente se unían en complot contra mí lo que resultaba contraproducente; luego estaba el hecho de que Pietro viajaba constantemente a Italia para encargarse de los negocios de su familia y para mantener a la prensa tranquila, además de informada sobre las últimas noticias, porque como él bien decía; es mucho mejor controlar lo que sale a la luz que tener que arreglar un escándalo.

En cuanto al asunto de Chiara con sus padres, al final ella declinó su orden y como le sugerí, habló con Noah al respecto y él demostró ser digno de ella, porque, aunque era consciente de que Chiara podía resolver sus problemas por sí misma, se mantuvo a su lado apoyándola en cada instante y actualmente su relación era estable, además que Chiara se había integrado realmente bien a la familia Bogani y convivía mucho con ellos.

La inauguración de su primera tienda fue un evento increíble y elegante, además el éxito que resultó del evento fue una noticia que no solo estalló en Inglaterra, si no que fue una noticia espléndida por toda Italia lo que enfureció un poco a sus padres al notar que su callada heredera, ahora era una mujer de negocios imponente que se estaba abriendo paso en la industria textil por su propio esfuerzo y aunque no le dirigían la palabra desde que rechazó la orden de casarse con quienes ellos habían elegido, si que estaban pendientes de lo que hacía y lo que no.

Las cosas estaban mejorando poco a poco para todos; Pietro estaba mucho más centrado en sus deberes e incluso adquirió algunas empresas de comunicaciones en el país que fueron una adquisición que su padre alabó; luego estaba Chiara cuyo negocio estaba creciendo y que contra la opinión de todos, mantenía una relación madura con Noah que cada día demostraba el excelente abogado que era y el increíble novio que podía ser; por mi parte, las cosas iban increíblemente bien, el asunto de unir los imperios Pemberton y Andreotti estaba en camino, los accionistas ya no ponían muchas oposiciones y la prensa parecía estar de nuestro lado, en especial teniendo en cuenta la dulce versión de los hechos que nos encargamos de viralizar y que ponía mi historia con Alexa al nivel de cuento de hadas, aunque la verdad es que fue más difícil que eso; mi relación padre e hija con Daphne era otro asunto que iba de maravilla y no podía estar más feliz de convivir con mi pequeña que en muchos sentidos se parecía a mí, lo que a veces provocaba que Alexandra rodara los ojos frustrada al ver el caos que éramos capaces de provocar; después estaba mi relación con mi madre que iba perfectamente y me alegraba aun más el saber que se llevaba muy bien con Alexandra y que adoraba a su nieta con todo su corazón; el único detalle que seguía sin resolverse era mi padre que se encontraba en Roma sin dirigirnos la palabra a ninguno de nosotros y aunque me parecía un acto sumamente egoísta y sin sentido de su parte, la verdad era que no podía seguir insistiendo si él no tenía la intención de escucharme o comprenderme, así que también me mantuve en silencio para no volver a discutir con él, pero de vez en cuando recibía noticias sobre su estado de salud ya que tenía a algunos hombres vigilando que se encontrara bien, después de todo, él podía ser un dolor de cabeza, pero era mi padre y no podía abandonarlo ni dejar de preocuparme por él.

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