CAPÍTULO 5

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ALEXANDRA PEMBERTON

-        ¡¿Cómo que se cayó?! – grité histérica - ¡¿Qué tan fuerte fue el golpe?! ¡¿Qué dijeron los doctores?! ¡¿Cómo está mi hija?! – pregunté entre furiosa y aterrada

-        Fui a buscar un juguete que me pidió y cuando regresé la encontré en el suelo – respondió llorando Isabella

-        Parece que estaba saltando en la cama o algo parecido y se cayó, se dio un golpe con la esquina de uno de los muebles y por eso se desmayó – aclaró Marco Bogani, el padre de Noah

-        La trajimos de inmediato a la clínica, la están revisando justo ahora – terminó de decir mi padre y me hundí en un mar de lágrimas

¿Cómo había sucedido esto? ¿Cómo pudo pasarle esto a mi pequeña?

-        Parientes de la niña Daphne Pemberton – escuché decir al doctor y salí disparada hacia él

-        ¿Cómo está mi hija? – pregunté mientras que Noah me sostenía

-        Está fuera de peligro, el golpe fue fuerte, pero le hicimos estudios y al parecer todo está en orden, aun así, tendrá que tener cuidado y hacer reposo unos días; pudo ser mucho peor, tuvo mucha suerte – dijo y por fin pude respirar – la pequeña tenía un pequeño corte en la cabeza producto del golpe, pero ya el cirujano plástico lo está suturando

-        ¿Podemos pasar a verla?

-        Sí, en un momento, cuando terminen de arreglar la habitación podrán pasar a verla, pero por corto tiempo ya que no debe alterarse; además se quedará en observación esta noche

-        Muchas gracias doctor – dije sintiendo que el alma me volvía al cuerpo

Tanto mi padre como los padres de Noah le agradecieron al doctor por las buenas noticias y abracé a Isabella que seguía llorando por lo que había sucedido.

-        Tranquila, ella está bien – dije abrazándola con cariño

-        No debí descuidarla ni un segundo, cuando la vi en el piso... - volvió a llorar

-        Daphne para saltando de un lado a otro, esto podía pasar, solo hay que agradecer que no paso a mayores – dije y continué consolándola

Sabía que nadie tenía culpa en lo que sucedió y aunque estaba frenética, gritando a todo el mundo, era más por el miedo que por la ira y ahora que sabía que Daphne estaba fuera de peligro, podía tranquilizarme e intentar calmar a los demás.

El señor Bogani tomó mi lugar consolando a su esposa mientras que Noah hacía lo mismo conmigo e intentaba que mis manos dejaran de temblar; fueron demasiadas emociones en pocas horas y francamente estaba agotada, nerviosa, y lo único que quería era volver a tener a mi hija en los brazos.

Mi padre se encontraba en una situación similar y parecía perdido en sus pensamientos, así que me acerqué lentamente a él y lo envolví en un abrazo que de inmediato correspondió; todos estábamos sumamente asustados y dudaba que ese miedo se fuera pronto.

Pasaron varios minutos hasta que una enfermera nos avisó que ya podíamos pasar a ver a Daphne y de inmediato nos levantamos para dirigirnos hacia donde nos indicaba.

-        Preciosa – dije sentándome a su lado en la cama

-        Mami... - murmuró con sus ojitos agrandados

-        Princesa, ¿Cómo te sientes? – preguntó Noah mientras que Isabella se acercaba y tomaba la mano de Daphne

-        Me duele – respondió mi pequeña con la voz cansada

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