CAPÍTULO 19

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LUCCA ANDREOTTI

Cuando regresé al hotel, tenía un nudo en el estómago, por un lado, me sentía extremadamente feliz, porque pasar el día junto a Daphne y Alexa, fue sencillamente perfecto, pero, por otro lado, descubrir que mi padre me ocultó esa llamada me enfurecía; él no tenía ningún derecho a decirle a Alexandra que se alejara de mí, no tenía derecho a decidir por nosotros y pensar en que hubiera pasado si yo respondía aquella llamada me estaba volviendo loco.

Intenté serenar la mente y hacer caso a las palabras de Alexa, porque francamente tenía razón, no servía de nada aferrarme al pasado o pensar que hubiera pasado si hacíamos las cosas diferente; no podíamos vivir de los "¿Qué hubiera pasado si...?", el presente era lo único que teníamos y de ahora en más debía pensar claramente cada paso para no arriesgar nuestro futuro.

El sonido de unos golpes en la puerta me sacó de mis pensamientos devolviéndome a la realidad y en cuanto abrí, mis ruidosos amigos entraron discutiendo como siempre, así que respiré profundamente, cerré la puerta y llamé a recepción para pedir que nos trajeran una botella de whisky a la habitación.

Chiara me preguntó que tal estuvo mi día y le conté cada detalle con gran emoción, pero cuando mencioné el tema de mi padre, tanto ella como Pietro enfurecieron y aunque yo hacia de todo por mantenerme tranquilo, poco a poco volví a perder el control.

No podía entender a mi padre y su insistencia por meterse en mi vida, ¿Por qué no podía dejarme tranquilo? ¿Por qué se esforzaba tanto por separarme de Alexandra?

Entendía la rivalidad que existían entre nuestras familias e incluso podía llegar a entender que sintiera rencor hacia el padre de Alexa, pero... ¿No había sido suficiente? ¿No era capaz de darse cuenta que nosotros no teníamos nada que ver en ese problema? ¿Por qué no podía dejarnos en paz? ¿No sufrimos lo suficiente?

Hace cinco años hice lo que era mejor para él y me marché de Londres dejando atrás a la mujer que amaba; me convertí en el heredero Andreotti que él siempre quiso que fuera, seguí sus reglas, dejé los escándalos y los problemas, me volví un ejemplo a seguir con trabajo duro y esfuerzo, pero, aun así, pese a todo lo que hice, nada era suficiente para él.

- Necesitamos más alcohol – comentó Chiara moviendo la botella vacía y Pietro se encargó de pedir más

En cuanto las botellas de alcohol llegaron, bebimos como si no hubiera un mañana; Chiara se sentó sobre la cama cruzando las piernas mientras Pietro se acomodaba en el suelo al igual que yo; pero a pesar de los tragos, no conseguía relajarme.

- ¿Qué harás? – cuestionó Pietro y tiré la cabeza hacia atrás con frustración

- Honestamente no tengo idea – admití bebiendo otro trago de golpe – He estado ignorando las llamadas de mi padre, pero me temo que pronto tomará medidas más drásticas

- ¿Crees que venga por ti? – preguntó Chiara y suspiré

- Ya lo hizo en el pasado – respondí sirviéndome otro trago

- Si tu padre se entera sobre Daphne... - comenzó a murmurar Pietro

- Sería un desastre – aseguré y ambos asintieron

Continuamos bebiendo hasta que nuestras mentes se nublaron, pero cuando el alcohol por fin dominó nuestro sistema, los tres tuvimos diferentes reacciones; Chiara era una ebria feliz que reía y se colgaba de Pietro como si fuera un peluche, mientras que mi amigo era un ebrio que fácilmente perdía el conocimiento; en cuanto a mí, era más del tipo que tenía sensaciones extracorpóreas y se perdía en sus propios pensamientos.

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