Capítulo 15

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Ivana jamás había abandonado Krasnovishersk ni sus alrededores. Estaba siendo toda una experiencia nueva recorrer otros parajes, muy parecidos a los que conocía, pero en los que ella parecía ser una mujer diferente. Era una aventura en su máxima expresión. Había escuchado de su padre tantas historias cuando era chica que jamás habría pensado vivir un suceso así.

Había varios libros en su casa que, según le había afirmado su padre, contaban: las aventuras de un hombre perdido en una isla, el capitán de un navío que viajaba bajo el mar u otro personaje que apostó dar la vuelta al mundo en ochenta días. Su padre le había leído todos esos libros desde que era chica. Eran su tesoro. Si la casa no se hubiera venido abajo por el ataque del monstruo, también serían el tesoro más valorado para ella. Aunque no sabría cómo interpretarlos.

Por las circunstancias de la vida, jamás había aprendido a leer. Ni ella, ni su hermana. Su madre, de suerte y con cierta paciencia podía atreverse a leer siempre que fuera estrictamente necesario. "Tanto conocimiento que estoy perdiendo", reflexionó entristecida. ¿Sabría Aleksey leer? ¿Podría enseñarle a ella?

No había nada más romántico que leer juntos un libro a la luz de la hoguera. Alguna aventura de esas como, por ejemplo, la de una joven que afrontaba peligros con su amado, sólo para poder encontrar algún objeto sagrado de místicos poderes. Un probable final podría ser: la pareja venciendo las vicisitudes y cerrando la aventura con un profundo beso.

—Alyosha, ¿sabes leer? —preguntó esperando una respuesta afirmativa.

—Sí. No me considero un lector consumado, pero puedo diferenciar las palabras —respondió con una sonrisa—. ¿Tú?

—Yo no. Papá nos leía muchos libros de un escritor francés antes de dormir —trató de recordar su nombre, pero no lo logró—. No recuerdo quién era, pero era muy fantasioso. Papá había tratado de enseñarnos, pero fue cuando su enfermedad...

Siempre había un recuerdo amargo en su existencia. Nada le había salido bien. Ni en su vida familiar, ni en la personal. "Es deprimente esta existencia", sentenció. Lo único bueno era aquella aventura. "Maldita sea, por considerar bueno algo así".

Aleksey empezó a buscar algo en la bolsa de viaje que llevaba. Tras revolver un ratito y escuchar sonidos de todos los elementos dentro chocando entre sí, extrajo un pequeño libro de apenas unas veintiocho páginas. Se lo ofreció a Ivana, aceptándolo ella con mucha emoción. ¿Qué podría contener aquellas páginas? ¿Una aventura entre unos dos enamorados? No podía ser de otra manera. El amor era un tema casi primordial en cualquier libro. ¿Sería alguna obra clásica tragicómica?

—¿De qué trata? —preguntó notablemente emocionada.

—Un panfleto del movimiento blanco.

La cara de decepción de Ivana fue un tanto cómica para Aleksey.

—Me temo que no va a ser nada tan bonito como lo que te leía tu padre, pero si te interesa te puedo enseñar a leerlo durante nuestras paradas.

No hacía falta más. Bien podría haberle dado para leer un estudio sobre filosofía que tan sólo por aprender con Aleksey, valdría la pena.

—¿Qué dice?

—No pienses que te voy a robar la oportunidad de poder maravillarte con el impresionante léxico de los zaristas. Además, tengo la certeza que si te digo de qué va, prefieras no leer tanta fantasía junta. Lo que me preocupa es que alguien se lo pueda creer.

—Si me vas a empezar a hablar de política, se termina ya esta conversación. Lo único que sé y lo que me interesa saber es que nadie va a ayudarnos nunca. Todos viven prometiendo mientras la gente sigue muriendo pobre y enferma. Así que ahorrémonos el tema y hablemos de algo mejor.

The Red Steam RevolutionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora