Capítulo 32

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La estación de Perm no estaba muy lejos. Según el revisor, se encontraba a apenas unos treinta minutos. La primera mitad de su viaje se terminaba. Quedaba mucho camino y horas de viaje como para que Yuli y Aleksey siguieran sin dirigirse la palabra. Más bien por parte de ella, que de él. Todavía había algo que necesitaban hablar, pero con Ivana no salía la oportunidad de hablar, hasta que nuevamente avisó que iba a dar un paseo por el tren.

—Ivana me contó todo —informó una vez que la puerta se cerró.

—Bien, me alegro. Ahora, ¿querrás escuchar mi parte?

—¿Necesito escucharla? —preguntó un poco dolida Yuli.

Tenía miedo lo que pudiera decirle. No quería ni siquiera pensar en la posibilidad que él pudiera sentir algo por Ivana más que un amor fraternal. No es que hubiera una diferencia de edad muy grande, apenas dos años, pero no era lo que tenía que sentir él. "No tenía que ser así".

—Yo te amo, Yuli. Nada más importa. Lo que pudo haber pasado durante el viaje no puede atentar contra lo nuestro.

—¿Qué me dices del beso, entonces? ¿Qué sentiste? ¿Te gustó?

—Me sentí traicionado. Se lo dije. No esperaba que me besara. No quería que se creara falsas esperanzas, pero había salvado mi vida y le dije que era una persona especial. Jamás supe que... que estaba enamorada de mí —respondió con una punzada de culpabilidad—. Le pedí que volviera a Krasnovishersk. No quería que siguiera pensando algo que no era la realidad. Para mí era como una hermana.

—Y ahora, ¿qué es? Obviamente, no puedes verla así. Entiendo que ese nivel es irrecuperable.

—No es fácil lo que pasó en Ekaterimburgo. Estabas... Anastasia estaba a punto de volarme la cabeza y ella se interpuso esperando recibirlo. ¡Estaba dispuesto a dar su vida por mí, Yuli! Es difícil de dejar pasar eso.

—¿Piensas que no sería capaz de hacer lo mismo? —preguntó preocupada—. Yo no puedo vivir sin ti. No hay segundos pensamientos. Es directo. Antes que te pase algo, yo... yo...

Yuliya apartó la mirada. Veía la confusión en los ojos de Aleksey. ¿Qué habría hecho ella si se hubiera encontrado en su misma situación? Era una situación difícil, pero necesitaba una respuesta. Su vida no podía seguir en pausa. Necesitaba una definición, ya.

—¿Qué sientes por Ivana? Tu abrazo en la cueva fue algo que no sabría si clasificar como sentimiento fraternal.

—No puedo —respondió lacónicamente—. No puedo encontrar la palabra. No la siento como hermana, no sabría si decir si es mi amiga. No, me siento capaz de...

—¿La amas?

Tenía que hacer esa pregunta. No había forma de esquivarla. No se podía adornar la verdad. Era un sí o un no. Aleksey podría amarla a ella, aunque, ¿cómo se podía competir con alguien que no había dudado un segundo en morir por él? Era imposible. Se había creado una unión que era inexplicable e imborrable. Yuliya podría ser adorada por él, pero Ivana había marcado su existencia para siempre. "Está vivo por su obra y gracia. De lo contrario... yo... Anastasia lo habría matado...".

Aleksey no podía responder. ¿Cómo podía definir con exactitud lo que podía estar sintiendo en el fondo de su corazón? Era imposible determinar el lugar ocupaba Ivana.

—Si no eres capaz de responder esa pregunta, es que estás muy confundido. Tal... tal vez no deberíamos casarnos...

Dos lágrimas traicionaron su falsa entereza y escaparon de sus ojos. Por mucho que ella lo amara y que Aleksey también se lo asegurara, si no era capaz de decir claramente que por Ivana no existía esa clase de sentimiento, no tenía sentido continuar con aquella boda. No podía arriesgarse a casarse con él y tener miedo a que cada mañana fuera la última. "No quiero perderlo. No quiero que me deje". Aleksey ya no era sólo de ella. Ivana había aparecido para pelear por su amor.

The Red Steam RevolutionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora