III

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— ¿Quiénes son tus hermanas? —Lemy quería saber si tenía más tías a parte de las 9 de parte de madre. Durante unos milisegundos la cara de Lincoln pasó de una alegre a una de confusión. No sabía qué hacer.

— Mis hermanas.... —Lyra y Lemy miraban con algo de intriga a su padre, quien simplemente estaba callado y temblando levemente. Luna, por su parte, mantenía una pequeña sonrisa.— Bueno ellas... en sí ya las conocen... —Lemy acabó algo confundido, mientras que a Lyra le vino una idea algo perturbadora al recordar el apellido de su padre y el de su madre y tías.

— Yo soy una de sus hermanas. —Lincoln cerró sus ojos, notándose afligido con tan solo escuchar esas palabras. Tanto Lyra como Lemy estaban totalmente impactados. Sus ojos abiertos como platos era un claro ejemplo de lo que estaban pensando en ese momento, es decir, nada.

— ¿E-es v-verdad? —Lemy giró su cabeza hacia su padre, quien simplemente bajó la mirada.

— ¿Mamá? —Lyra miraba a su madre totalmente alterada por escuchar lo que su madre había dicho.

— Si, Lincoln es mi hermano pequeño. Además de ser la persona con la que he decidido pasar mi vida.

— ¡¿Cómo habéis podido hacer algo tan asqueroso?! —En ese momento Lincoln hizo una respiración profunda, pues se había decidido a decir la verdad a sus hijos.

— No quería que eso pasase. Ella me obligó a hacerlo... —La mirada alterada de Lyra cambió a una de incredulidad.

— Y no me arrepiento de nada, mi querido herma... —De repente la cabeza de Luna fue agitada bruscamente y una marca rojiza con la forma de una mano se marcó en su mejilla.

— ¿¡Pero tu estas loca!? —Lyra se encontraba con el brazo totalmente estirado, su mirada llena de furia hacia su madre era enorme.— ¡Eres una violadora! ¡Y una pederasta! ¡Y... y... y... una incestuosa! ¡No solo una, si no dos veces! —La cabeza de Lyra fue la que se movió bruscamente, puesto que Luna le había devuelto la cachetada.

— ¡¿Eres idiota o que?! ¡Ni se te ocurra volver a hacer algo así! —Su mano volvió a levantarse con el fin de volverla a golpear, pero Lemy se puso en mitad del golpe, recibiendolo por su hermana.— ¿Eh?

— ¡Lemy! —La hermana mayor del chico se arrodilló, viendo como su hermano tenía una gran marca roja en su cachete.

— ¡Espero que os sirva para tenerme respeto! —Su brazo volvió a levantarse para golpear a Lyra, pero esto fue detenido por la mano de Lincoln.— ¡¿Qué narices haces, Lincoln?! —Puede que Lincoln tuviera miedo de sus hermanas, pero esta vez estaba realmente enfadado.

— No voy a permitir que sigas pegando a mis hijos. —Los ojos azules de Lincoln penetraban con enfado los marrones de Luna. Lyra levantó la cabeza, dejando ver como unas lágrimas se derramaban de sus ojos azules.— Los has hecho llorar... No me obligues a echarte de casa a la fuerza, Luna.

— ¿Me estás echando? —La mirada de Luna era una de asombro, realmente no esperaba la reacción de su hermano.

— Te estoy invitando a que te marches por las buenas. —Lincoln soltó el brazo de su hermana, quien se lo agarró con algo de molestia.

— Buena broma hermano, casi me la creo. —La mirada de Lincoln hizo que Luna se diera cuenta del asunto.

— Luna... largo. —Sin saber que hacer, Luna miró a sus hijos, quienes no le dirigían la mirada.

— De acuerdo. He captado el mensaje. Los vendré a buscar cuando acaben las vacaciones. —La mujer se dio la vuelta, lista para marcharse hacia su coche, pero la voz de Lemy la detuvo.

Los Hijos De Un PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora