Los Hijos De Un Pecado

XIV

Doce días antes de navidad

En el aeropuerto más cercano de Royal Woods los Loud se encontraban despidiéndose de Lincoln Loud. Los hijos de este ultimo lo miraban algo confusos, sabían el porque se tenia que ir, pero no sabia el porque no los lleva con él. Junto a la nueva generación Loud, se encontraban Lynn y Rita, quienes abrazaron a su único hijo.

— Ten cuidado, hijo. —Rita le dio un beso en la mejilla, alejándose un poco para estar con sus nietos, mientras que Lynn Sr. se despedía de su hijo con un fuerte abrazo.

— Nos vemos pronto campeón, recuerda escribirnos cuando llegues. —Lincoln asintió con una sonrisa tranquilizadora, mientras se apartaba de su padre y miraba a sus hijos, acercándose a ellos para hablar un poco antes de irse.

— Ey. —La mayoría de ellos se encontraban realmente confusos y extrañados, especialmente el pequeño Lemy.— Hacedle caso a los abuelos, ¿si? —La mayor de todas, Lyra, quien podía entender la situación le sonrió a su padre.

— Yo me encargare de que obedezcan a los abuelos. —El albino le acarició la cabeza a su hija, confiando en ella para ese trabajo. Al mismo tiempo, Lupa miraba a su padre totalmente neutra, como normalmente miraba a todos, aunque con una pequeña mueca de tristeza.

— ¿Cuánto tiempo estarás fuera? —Al escuchar esa pregunta, Lemy, queriéndose burlar de su hermana, comienza a molestarla. Haciendo que Lupa se enfadara bastante.

— ¿Vas a llorar porque papi no esta? —Antes de que pudiera reír por su propia broma, fue golpeado por el puño de Lupa en su hombro.— ¡Oye! ¡Eso duele! —Se cruza de brazos totalmente indignado, mientras su hermana Lacy aparta un poco a Lupa para que no se lance sobre el a golpearlo.

— ¡Pero si tu eres el primero en preguntar por el cuando se va más de 10 minutos! —Las mejillas de Lemy se pusieron rojas, mientras se giraba para que nadie lo viera.

— ¡N-no es verdad! —Con una pequeña sonrisa Lincoln se acercó a Lupa.

— Volveré en dos días, necesito hablar seriamente con Lori sobre vuestra hermana Loan. —Lupa asintió, dándole un sorpresivo abrazo mientras susurraba las palabras "Te quiero, papá", esto hizo que el albino le devolviera el abrazo con algo de fuerza.

— ¡Oye! ¡Yo también quiero! —Riendo levemente, Lacy salto encima de su padre y hermana, uniéndose al abrazo. Poco a poco Lyra y Lemy también se unieron, siendo visto por los señores Loud con una sonrisa enternecedora.

Mientras el abrazo quíntuple se estaba llevando acabo, en la entrada del aeropuerto se encontraba Leni y Liena mirando esa escena. La hermana de Lincoln se encontraba mirando con una sonrisa nostálgica, sus sobrinos estaban abrazando a su hermano exactamente igual que cuando todas sus hermanas se lazaban a abrazarlo. Al mismo tiempo Liena se moría de ganas de ir a abrazar a su padre junto a sus hermanas, pero tampoco quería dejar a Leni sola a sabiendas de como era de despistada.

— ¿A que esperas? Ve a despedirlo. —Leni habló con su hija mientras se secaba una lagrima que le caía por la mejilla. Liena al escuchar eso puso una gran sonrisa, yendo a abrazar a su padre para despedirlo.

— Un escenario conmovedor. —El cuerpo de Leni dio un salto al mismo tiempo que soltaba un gran grito. Detrás de ella se encontraba Lucy, quien había llegado tras ser notificada por el propio Lincoln.— Aggg, no recordaba que mi presencia es nula. —Leni se agarraba del pecho mientras respiraba velozmente.

— Dios mío Lucy, casi me matas de un infarto. —Tras pasar unos segundos calmandose, Leni se puso junto a su hermana pequeña, mirando el escenario de sus hijas y sobrinos junto a su hermano.

Tras una emotiva despedida, Lincoln se embarco en el avión dirección Tokio, Japón. La familia Loud se despedía del albino antes de darse la vuelta hacia Furgonzilla, subiéndose en ella para regresar a Royal Woods, al mismo tiempo que Lucy y Leni, junto a Liena, subían a sus respectivos vehículos y seguir la furgoneta. El viaje fue tranquilo, Lemy, Lupa y Lacy acabaron totalmente dormidos, habían tenido que madrugar muchísimo para poder despedirse de su padre, por su parte Lyra observa por la ventanilla el avión de su padre desapareciendo entre las nubes. Lynn Sr. conducía con una sonrisa calmada, mientras que Rita suspiraba con cansancio, ya no era tan joven como para estar despertando a estas horas.

Tras una hora de viaje el vehículo de nueve plazas se estacionó dentro del garaje de la casa Loud, mientras que Leni aparcó enfrente de la acera. Por parte de Lucy, ella había vuelto a su casa hogar. El sol ya estaba saliendo por el horizonte marcando el inicio del día para la mayoría de los habitantes de Royal Woods. Lyra fue la primera en bajar del vehículo, cargando a su hermano pequeño, quien estaba profundamente dormido, y llevándolo dentro de la casa, Lynn Sr. hizo lo propio con Lacy, mientras que Rita con Lupa; la pareja se miró con una sonrisa nostálgica, cuando tenían que hacer eso mismo con sus hijas antes que crecieran tanto.

Al entrar a su hogar, los tres llevaron a los más pequeños hacia sus habitaciones correspondientes, dejándoles que duerman un poco más. Una vez cerrada las puertas de las habitaciones, bajaron a la cocina, donde se encontraban Leni y Liena preparando el desayuno. Los señores Loud aún no estaban muy cómodos con la presencia de su hija, pero parecía que les había enseñado que realmente estaba arrepentida, por lo que podría quedarse por el momento.

— Y a todo esto, ¿que ha pasado con Luna?
—La pregunta venía de Rita, quien de un momento para el otro llegó a casa y se encontró con Lyra y Lemy, conociendo un contexto escaso y poco detallado. Lyra al escuchar la pregunta dio un suspiro, notando las miradas de todos en la sala.

— Tengo pensado ir a hablar con ella... —Está respuesta preocupó a sus abuelos, quienes se acercaron a su nieta para mostrarle apoyo.

— Cariño, no hace falta que vayas si no estás preparada. Además, por lo que se ya esta todo dicho. —Lyra negó con la cabeza, pensando si era buen momento para decir lo que había estado pensando desde hace varios días.

— Creo... que voy a denunciarla... —Los ojos de Rita y Lynn Sr. se abrieron de par en par, mientras Leni escupía todo el café que tenía en su boca, derramándolo sin querer en la cara de su padre.— Yo... No quiero que comparta la custodia de Lemy. Quiero que Lin... papá cuide de él. —Lyra tenía 17 años, a punto de cumplir los 18 el próximo mes y su plan es denunciarla ese mismo día.— Nunca me ha cuidado como una madre debería... tu, abuela, has sido mejor madre que ella, con eso lo digo todo. —Rita dio un suspiro, tomando las manos de su nieta, mirándola a los ojos con una sonrisa maternal y de cariño.

— No hemos pasado mucho tiempo abuela nieta, pero te conozco lo suficiente como para saber que no vas a cambiar de idea fácilmente. Si eso es lo que crees que es mejor para Lemy, no te detendré, pero esto quizás deberías hablarlo con Lincoln antes de hacer algo. Al fin y al cabo él es vuestro padre. —Esas palabras de Rita provocaron que Lyra asintiera, sabiendo que lo que decía era verdad, no solo debía hablarlo con su padre, sino también con su hermano, ¿él quería seguir viendo a su madre? Lyra tenia claro que no, no volvería con ella ni aunque le dieran millones de dólares, pero no podía garantizar la opinión de su hermano.

— Sí... tienes razón. —Una pequeña sonrisa apareció en Lyra, abrazando a su abuela con cariño, todo mientras Leni secaba la cara de su padre con varios pañuelos, intentando evitar que se le cayeran las lágrimas de la emoción. Por su parte Liena pensaba en lo que había dicho Lyra sobre denunciar a Luna.

En una casa en Detroit

— Madre mía. —Una joven mujer se levanta de la cama, estirando su cuerpo bien trabajado al mismo tiempo que recoge su cabello castaño en una cola de caballo. Tarareando una suave melodía, la mujer agarraba diferentes piezas de ropa que había en el suelo y las lleva al baño, saliendo de este una media hora después totalmente cambiada. Esta era Lynn Loud Jr. quien parecía haberse recuperado casi por completo de aquella gripe de la que se contagió antes de ir a ver el partido. La mujer tomó las llaves de su coche y las de su piso, saliendo de este último para tomar el vehículo y emprender el viaje hacia el pueblo de su juventud, en busca de su hija para llevarla de vuelta con ella.

Continuará