09. Pesadilla

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Hinata Hyuga

Hinata se alejó de Ichiraku sin ánimo, preguntándose por qué se había molestado en tejer una bufanda para Naruto

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Hinata se alejó de Ichiraku sin ánimo, preguntándose por qué se había molestado en tejer una bufanda para Naruto. Pensaba que había superado esos sentimientos, pero la situación la hacía dudar de sí misma, generando una contradicción interna que no podía resolver.

-¡Hinata! -una voz conocida la llamó. Al voltear, vio a Ino corriendo hacia ella.

-Ino, ¿qué pasa? -le preguntó cuando la tuvo cerca.

-¿Por qué te has ido así de Ichiraku?

-Ya se los dije, había comido antes.

-Ese Naruto es un tonto, pero estoy segura de que te fuiste por otra razón. Espera, ¿ese es el regalo?

-Sí -respondió Hinata, mirando la bufanda en sus manos.

-Debiste dárselo. Mucha gente le ha dado regalos, incluso de otras aldeas. Viajan desde muy lejos para conocer al Héroe de Konoha. Ponte las pilas o te van a alcanzar.

-Lo sé, pero ¿por qué me dices esto?

-Bueno, puedo entenderte perfectamente, Hinata. Así que debemos ayudarnos mutuamente.

-¿Ayudarnos mutuamente? -preguntó Hinata mientras comenzaban a caminar juntas. Ino parecía estar en su propio mundo, pensando.

-Sí, anímate a dárselo -le dijo Ino, sonriendo-. Está bien que no lo hicieras hoy, porque estaba la pesada de Sakura, pero mañana sí.

-Entiendo.

-Pero se lo das.

-Sí -afirmó.

Al separarse de Ino, Hinata llegó a su casa y se sentó en su cama, mirando las bufandas que sostenía en sus manos. Una era completamente roja, y la otra azul con toques celestes. Según le había dicho Sasuke, él llegaría a la aldea esa misma tarde, pero seguramente había tenido algún inconveniente. Hinata guardó las bufandas en una bolsa y la colocó en su mesita de noche. Estaba a punto de cambiarse de ropa, pero volvió a mirar la bolsa, reflexionando sobre la bufanda que había hecho para Naruto. Quizás nunca debería dársela.

-Oye, tu estómago está rugiendo. Naruto creerá que tienes hambre -dijo Hanabi, quien había entrado a su habitación sin que Hinata se diera cuenta.

-¡Hanabi! ¿Qué haces en mi habitación?

Hanabi estaba sentada en la ventana, jugando con su kunai.

-Mis ojos son mejores que los de los adultos. Yo puedo verlo todo, hermana mayor. Te comportas como una adolescente. Si sigues así, la pelirrosa se quedará con el chico.

-No pretendo robarle el novio a nadie.

-Eres demasiado buena para él, hermanita. Esa pareja no durará mucho, créeme, he visto el futuro -respondió Hanabi, señalando sus ojos con una sonrisa traviesa.

No quiero perdete |NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora