10. Casarse con un Otsusuki

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Hinata estaba a punto de irse con sus amigos cuando notó a Toneri, quien avanzaba hacia ella con una mirada decidida. Él mencionó que debían casarse de acuerdo con el decreto celestial dejado por Hamura Ōtsutsuki, llamándola "Princesa Byakugan".

—Casarnos... —susurró la joven, con la confusión reflejada en su voz.

Mientras tanto, Naruto nadaba hacia la superficie, justo cuando el resto del equipo abandonaba el lago del otro lado.

—Es como una fábrica de burbujas —comentó Sai mientras se acercaba a Shikamaru, quien asentía pensativo.

—Lo entiendo —dijo Shikamaru, captando la atención de su compañero—. Aquí es donde vive el portero que crea esas burbujas.

—Naruto y Hinata se han tardado —susurró Sakura, sintiendo un mal presentimiento—. Debería ir a ver... ¿qué?

Un enorme cangrejo apareció de la nada, interrumpiendo la conversación y sorprendiendo a todos.

—¡Es el portero! —exclamó Shikamaru, advirtiendo al grupo.

En otro lugar, Naruto había logrado alejar a Toneri de Hinata.

—¡No te acerques a ella! —gritó Naruto, protegiéndola con determinación.

Toneri lo miró con desdén.

—Tú de nuevo. Estás en mi camino, muévete.

—¿Dónde está Hanabi? —demandó Naruto, lanzándose al ataque contra Toneri.

De vuelta con el equipo, Shikamaru dio órdenes rápidamente.

—¡Dispersen! ¡No destruyan las burbujas o caeremos en el Genjutsu de nuevo!

Sai invocó a tres leones con su pergamino, mientras Shikamaru inmovilizaba al cangrejo con su técnica de sombras.

—¡Sakura! —gritó Shikamaru, coordinando el ataque final.

Con un potente puñetazo, Sakura logró derrotar al portero.

—¡Toma esto! —gritó, impactando su puño en el cuerpo del enemigo, dejándolo fuera de combate.

Naruto, por su parte, finalmente le asestó un golpe a Toneri, pero se dio cuenta de que su oponente era solo una marioneta.

—Mi verdadero yo vendrá por ti la próxima vez. En ese momento, me darás una respuesta —fueron las últimas palabras de la marioneta antes de caer al suelo.

Naruto y Hinata se reunieron con el grupo, observando al cangrejo derrotado.

—Eso... ¿Fue por tu puño, Sakura? —preguntó Naruto, asombrado por la escena.

—Sí... —respondió Sakura, con una expresión seria—. Y si vuelves a dejar desprotegida a Hinata, vas a probar mis puños también.

Mientras continuaban caminando por la cueva, Sakura aprovechó para advertirle a Naruto.

—Lo sé —respondió él, volviendo la vista hacia Hinata, pero desvió la mirada apenado—. Nunca te volveré a perder de vista.

—Ya estás mirando hacia otro lado.

—No lo estoy haciendo —se defendió Naruto.

Al salir de la cueva, se encontraron con un inmenso océano y una isla flotante sobre él. Aunque el enemigo estaba presente, no atacaba, lo que dejó al equipo en alerta.

—El enemigo sabe que estamos aquí... ¿Por qué no nos atacan? —preguntó Sakura, confundida por la tranquilidad.

—Eso me molesta —dijo Shikamaru, observando el panorama con desconfianza.

No quiero perdete |NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora