20. La Puerta al Segundo Sótano

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El Sabio junto con Tataru, incluyó deliberadamente tanto a sí mismo como al astrónomo en la narrativa de las diez bestias de cola, ajustando el número de figuras de diez a doce.

—Si el calendario que usan ahora es el mismo que se usaba en la época del Sabio, o si simplemente lo ajustaron para que coincidiera con los doce meses del año... ¿O hay algún otro significado detrás del número doce? —Naruto se rasca la cabeza, preguntando a sus compañeros, pero ellos parecen estar de igual de pensativos.

—¡Por cierto! —exclama Hinata, llamando la atención—. ¡Hoy tuve la oportunidad de entrar en la oficina de Zansuru! Resulta que el mensajero de la capital viene al Instituto.

Hinata se había enterado de cualquier información político sobre Redaku gracias a Kakashi. Seguro que había tramado algún plan con la reina Manari para liarla en otro país. ¿Y si el jefe de estado había enviado al mensajero oficial al director del Instituto?

Más tarde, frente a la puerta principal del Instituto de Astronomía, Fundaru se despoja de su capa sucia. Frente a él se alza un muro de ladrillos, bloqueando la vista hacia la entrada principal. La puerta tiene un diseño interesante, siempre bañada por el sol que blanquea los ladrillos, y protegida por barras de hierro.

Fundaru se siente deprimido, su plan es entregar el mensaje del Primer Ministro y volver a casa lo antes posible. Pero al solicitar hablar con él, en lugar de ser recibido por guardias intimidantes, aparece una joven amable.

Su cabello azul y sus ojos brillantes como perlas hacen que la persistente sensación de depresión de Fundaru desaparezca al instante.

—Oh, vengo de la capital de Redaku. Traigo un mensaje del Primer Ministro, Minoru, para el Sr. Zansuru —Fundaru muestra la cabeza de su bastón, una escultura de halcón, como prueba de su misión oficial.

—Estábamos esperando noticias suyas —dice Hinata, sonriendo—. Gracias por hacer el largo viaje. Disculpe la pregunta, pero Zansuru es muy ocupado. ¿Podría hablar con usted? Afortunadamente, tenemos algo de tiempo libre ahora.

—Por supuesto, no hay problema.

Fundaru fue llevado al edificio principal por Hinata.

—¿Cuál es el mensaje del Sr. Minoru? —pregunta ella.

—No conozco los detalles específicos. Sin embargo, el Sr. Minoru me dijo que hablara sobre el progreso.

—¿Qué tipo de progreso?

—Verdaderamente no puedo asegurarle tal información. Es una parte ineludible de la misión, destinada a evitar indagaciones sobre el contenido de mis pertenencias o las cartas específicas que porto.

—¿Acaso es éste su primer encuentro con el Sr. Zansuru?

—De un modo formal, así es. No obstante, me he cruzado con él en varias ocasiones durante sus visitas al palacio.

—¿En serio? ¿Recuerda cuándo fue la última vez que el Sr. Zansuru honró la capital con su presencia?

—Fue durante el verano pasado, cuando se presentó en la capital para sostener un encuentro con el Primer Ministro Minoru. Por aquel entonces, mi esposa desempeñaba sus labores como doncella del santuario en el palacio real, y a mí me correspondía la tarea de velar por el bienestar del Sr. Zansuru.

Recorren el largo pasillo mientras él avanza sin rumbo fijo, hasta llegar a una amplia estancia en el tercer piso. El aroma a polvo asalta sus sentidos al instante. Evidentemente, la habitación está destinada a servir como un refugio para la ocasional observación astronómica. En su interior, se alza un modelo celeste de una estrella enigmática, orbitando alrededor de un fulgor central rojizo, como las manecillas de un reloj, impulsadas por una amalgama de engranajes. Él queda inconsciente.

No quiero perdete |NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora