11. No puedo dejarte

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Por la noche, Hinata estaba en un bosque, sentada en una roca mientras remendaba una bufanda. La luz de la luna iluminaba su trabajo, pero su mente estaba claramente distraída. Naruto la observaba desde detrás de un árbol, preocupado por el estado de Hinata. Después de un momento, decidió acercarse.

—Hinata —la llamó suavemente.

Ella dejó de tejer, suspiró y empezó a hablar sin mirarlo directamente.

—Me siento como una mala hermana por tejer una bufanda mientras Hanabi sigue secuestrada —dijo con tristeza, sin apartar su mirada de la bufanda.

—No es así. Te aseguro que rescataré a Hanabi —respondió con firmeza.

—Gracias, eres muy amable, Naruto —dijo Hinata, levantando finalmente la vista hacia él, mientras dejaba de tejer.

—No lo hago solo por ser amable. Sé que podemos salvar a Hanabi, a la Tierra, y regresar sanos y salvos a la aldea, Hinata —Naruto estaba intranquilo desde que dejaron el edificio, preocupado por el problema que Hinata enfrentaba sola—. Quiero que confíes en mí...

—No creo que pueda dejar de confiar en ti, Naruto.

—Entonces, ¿cuál es el problema que te atormenta? Quiero ayudarte.

Hinata miró al suelo, dudando sobre si debía revelarle su compromiso con Toneri. Finalmente, tomó una decisión.

—Voy a casarme.

La palabra "casarme" resonó en la mente de Naruto, dejándolo perplejo.

—¡Espera un minuto! No comprendo. ¿Casarte? ¿Con quién? —preguntó, temiendo la respuesta.

—Eso no importa ahora. Solo quiero mantenerlos a salvo, a todos ustedes, y estar al lado de mi hermana.

—Pero...

—Es una decisión que debo tomar... Yo... Debo hacerlo.

En ese instante, Toneri apareció en una plataforma flotante, observando a los jóvenes. Naruto se acercó rápidamente, exigiendo respuestas sobre Hanabi. Toneri, sin embargo, dijo que vino por la respuesta de Hinata. Al darse cuenta de que Hinata había aceptado casarse con él, Naruto estaba confundido y desolado.

Hinata, con tristeza en su rostro, le entregó la bufanda a Naruto y caminó hacia la plataforma. Toneri la rodeó con su brazo, y ambos se elevaron, dejando a Naruto angustiado y desconcertado.

—¡Regrésame a Hinata!

Shikamaru y los demás escucharon el grito de furia de Naruto.

—Naruto —susurró Sakura, levantándose de golpe.

Mientras Naruto corría entre los árboles tratando de alcanzar la plataforma, una marioneta se lo impedía. Eliminarla no fue suficiente, ya que otras marionetas llegaron a atacarlo. Sus amigos intervinieron para ayudarlo, permitiéndole continuar su persecución.

—Ella ha venido por su propia voluntad. Además, era el destino que nos casáramos desde tiempos antiguos —le explicó Toneri a Naruto.

Naruto quedó paralizado por la revelación. Aprovechando la distracción, Toneri lo atacó con un jutsu que absorbió su Rasengan, succionando todo su chakra, incluyendo el ave de tinta de Sai que montaba. El jutsu se acumuló en una enorme esfera de chakra que cayó al suelo, causando una explosión devastadora. Naruto resultó gravemente herido, y la explosión abrió un gran hueco en la superficie lunar.

Hinata, confundida y preocupada, se deshizo del abrazo de Toneri, cuestionando su acción. Toneri creó una esfera adormecedora en su mano, explicando que había evitado una batalla innecesaria. Mientras Hinata intentaba mantenerse despierta, vio a Naruto cayendo lentamente hacia el suelo. Él soltó la bufanda, que se había quemado en la explosión, y cerró los ojos. Naruto, con la vista entrecerrada, susurró el nombre de Hinata antes de desmayarse, y la bufanda roja se redujo a cenizas.

No quiero perdete |NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora