Años han pasado desde la Segunda Gran Profecía, los semidioses a pesar de las pocas esperanzas y expectativas han crecido y se han vuelto poderosos, todo marchaba bien para todos pues no habían tenido grandes batallas o pérdidas, todo iba bien excep...
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Era más de media noche y Adhara seguía despierta aunque no era la única, dando vueltas en la cama con mil cosas en su mente pero la que en ese momento se había pegado como un chicle, era el recuerdo de sus labios bailando con los de Damián
Demonios, no había podido pensar lo bien que se sintió ese beso... o besos, suspiro con las yemas de sus dedos en sus labios; de repente sintió que se quemaba, el solo recuerdo del semidiós y ella devorándose el uno al otro hizo que la temperatura de su cuerpo se elevara tanto que, incluso en pleno invierno y en un pueblo tan frio como Forks, tuviera que quitar las cobijas que la cubrían del frio y aun así no fue suficiente para que la sensación de quemarse se fuera.
Suspiro pesadamente y se sentó en la cama, prendió la luz en forma de estrella que Nico recién le había regalado cuando redecoro su habitación y se levantó al baño dispuesta a mojar un poco su cara para que... su temperatura bajara.
--Aah hola...- jadeo Adhara viendo al causante de su estado, Damián quien estaba en la misma situación que la pelinegra también había tenido la grandísima idea de mojar un poco su cara en un intento desesperado de apagar el calor de su cuerpo
--Adha... no podía dormir- se excusó Damián viéndola por el reflejo del espejo
El semidiós estaba recargado del lavabo, apretando con fuerza la cerámica con sus manos haciendo que sus brazos se vieran mucho más marcados, traía una playera blanca casi transparente que dejaba a la semidiosa ver su trabajada espalda, podía ver como las venas de sus brazos...
--Si... yo tampoco- dijo Adhara tragando saliva sintiendo su garganta completamente seca
Damián se giró a verla y Adhara sintió como su estómago dio un vuelvo, parecía que la comía con su mirada y se encontró sintiéndose pequeña, la pelinegra vestía solo un camisón de seda negro dejando poco a la imaginación... el semidiós bajo la mirada luego de unos segundos mordiendo su labio y tragando grueso, necesitaba más agua.
Adhara no sabía qué hacer, entrelazo sus manos detrás de su espalda y bajo la mirada pensativa... ¿Irse o quedarse?
--A la mierda...- soltó el semidiós caminando hasta ella
Sus labios se movían desesperadamente, Adhara entrelazo sus manos detrás de la nuca de Damián y con un poco de impulso sus piernas ya estaban aferrándose a la cintura del semidiós, Damián la sostuvo de sus glúteos apretándolos un poco y camino con ella aun besándose desesperadamente hasta el tocador donde la dejo con cuidado.
--Dime que pare... y lo haré...- dijo con la respiración agitada Damián apenas separándose pocos centímetros de ella sin dejar de ver sus labios
--No... no quiero que pares...- dijo Adhara también con la respiración agitada, viéndolo a los ojos para después bajar la vista a sus labios y morder los suyos
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