04 | En un mundo donde solo estamos él y yo

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04 | En un mundo donde solo estamos él y yo.

La alarma resuena en mis oídos y la pospongo de un tirón, la pongo que suene en unos minutos más adelante porque sencillamente no quiero pararme de la cama, está demasiado buena y quiero dormir otro poco, pero desgraciadamente los minutos pasan como Sonic porque una vez que intento coger el sueño, nuevamente suena la muy maldita.

«Puta alarma de mierda»

Vuelvo a detenerla y me incorporo de la cama, me estiro con pesadez y me voy a la ducha. Me doy un rico baño, me lavo los dientes y salgo de allí, me coloco mi uniforme de ir a la preparatoria y me arreglo el cabello.

Me pongo un poco de lápiz labial y vuelvo y me baño con mi loción de uva. Organizo las materias que me tocan en el día de hoy, ordeno mi lonchera y me preparo para irme.

Me encamino despacio por la ciudad de Bringing, viendo cómo los vehículos pasan por las calles a todos velocidad y las personas transitan a pasos apresurados a su trabajo, también veo como las personas que tienen puestos de comida, frutas, ropas y demás, forzadamente se organizan en los pavimentos de las calles y me pregunto qué tan poquitas oportunidades tuvieron esas personas para no salir a flote de otra manera mucho mejor, ¿por qué no hicieron una carrera técnica o universitaria que les garantizara una vida mucho mejor en el futuro? O simplemente ¿por qué no buscar otras oportunidades de trabajo?, no es que piense que lo que hacen está mal o los vea como míseros, porque ellos se ganan la vida honradamente, trabajando y no arrebatándole las pertenencias a otras personas, pero esas preguntas me rondan la cabeza.

Llego a la preparatoria y de inmediato me encamino a mi salón de clases, llegué varios minutos tarde por estar pendiente a cosas que no me incumben en las calles.

La profesora más dulce del mundo se encuentra sentada en su escritorio, paso frente a ella y la saludo con los buenos días, ella me lo devuelve con una hermosa sonrisa que la caracteriza y voy a mi lugar.

—Buenos días— saludo a mis amigas con una sonrisa de oreja a oreja.

Voy al asiento de cada una a abrazarla como corresponde y como todas lo hacemos siempre.

—Hola Macary Leit, ¿cómo están esos ánimos? —Suelta mi mejor amiga al momento en el me voy sobre ella.

—Súper bien gracias a Dios.

—Buenos días amorcito —me saluda Caroline al momento que la envuelvo en un abrazo.

—Espero que hayas amanecido bien— le digo al momento que me separo de ella y voy hacia mi amiga Franchess.

—Un abrazo para la sierva más hermosa—, espeto, abrazándola con todas mis fuerzas.

—Otro más fuerte para ti— comenta, impregnándome de su aroma a rosas.

Mis amigas son muy importantes y fundamentales para mí, sin ellas no sería yo.

Voy a mi asiento y Xiara y yo nos miramos fijamente y nos echamos a reír, sabemos perfectamente que tenemos mucho de qué hablar.

—¡Mor, pero cuente ya! —suelta, con una sonrisa en la cara.

—Ya va pues, acabo de llegar— refuto, soltando una risa.

Echo un vistazo por toda la estancia y me preocupo de que él haya llegado. Allí está, hablando con Dominic, Eiden y Darwin. Se encuentran riendo y hablando de no sé qué cosa que no me importa en lo absoluto.

Me relajo un poco y saco mi teléfono celular para mostrarle todo a mi amiga con lujos y detalles.

—Amiga, no pude soportar la tentación y le escribí.

A través de un reto ©  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora