22 | Acaecimiento

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22 | Acaecimiento

En las siguientes horas ya estoy en casa. Quien me ha traído es el chico que Sprite llamó el día que nos pinchamos cuando veníamos de casa de Britney. Lo sé porque mencionó su nombre. Hoy lo conocí y me cayó en gracia. Supongo que si Sprite y yo llegamos a algo, me llevaré bien con Edwin.

El reloj marca las 2:34 pm y mi estómago me ruge de hambre. No le doy muchas largas e inmediatamente me voy a la cocina para prepararme algo. Sin embargo, no me pasa desapercibido los débiles que están mis piernas en este momento.

Reprimo una risita y rebusco en el frigorífico algo rápido que pueda comer.

Tomo un mofongo hecho de ayer y procuro que aún esté bueno. Lo entro al microondas por unos minutos luego de ver que aún sigue en perfecto estado, pero tengo tanta hambre que lo saco antes de que el microondas se detenga.

Me voy a mi habitación a comerlo.

Mientras como, mi mente viaja a ese momento con Sprite, en lo rico que fue y lo bien que me lo pasé. No sé qué detalles apreciar más si entre haberlo hecho bajo las canciones de Bad Bunny, hacerlo con las luces encendidas y que no me haya importado, que el sudor de su cuerpo cayera en el mío, que la lluvia no haya cesado ni un momento afuera, que me haya dicho que le encantaba, que nos corriéramos al mismo tiempo, haber dormido encima de su pecho y escuchar sus latidos o haberlo besado tantas veces como para recordarlo siempre y ponerle un beso personal a cada recuerdo.

¿Quién iba a pensar que sucedería eso? ¿Que yo, Macary Leit, acabaría en la cama de Sprite liándome con él? Estoy segura que todas mis hormonas están bailando un reguetón en mi interior.

Termino de comer el mofongo y llevo el plato a la cocina. Enseguida vuelvo a mi habitación y tiro de mi ropa para darme una ducha, porque considerando que no me quise bañar en casa de Sprite, ya es momento de que tenga un encuentro con el baño.

No tardo mucho allí y salgo envuelta en mi toalla. Me seco el cuerpo rápidamente y me pongo la ropa interior y me quedo así. Entonces algo capta mi atención:

Tengo marcas en las nalgas y son muy notorias. Son rasguños, es evidente que Sprite acabó conmigo totalmente.

No me preocupan en lo absoluto, al contrario, reprimo una sonrisa de triunfo porque lo que pasó me encantó y debo admitir que también me encantan las consecuencias. ¡Dios! ¡Que salvaje ese chico! Fue una conección brutal la que tuvimos.

Él todo salvaje, y yo tan sumisa.

Tomo mi móvil y le marco a mi abuela, a la primera llamada no me la toma ni a la segunda tampoco. Pruebo una tercera vez y es ahí cuando me descuelga la llamada:

—Abuela —digo detrás de la línea, ella me responde amablemente—. Siento decirle que no podré ir a visitarle, la lluvia no me ha dejado salir de casa— miento, porque es lo único que me queda.

«Una mentira piadosa no daña a nadie».

—No te preocupes, hija, otro día vienes a verme— expresa con dulzura.

—Está bien abue, ya le avisaré cuando vaya— ella asiente y me dice que me cuide mucho y que le envíe saludos a mi madre. Luego cuelgo la llamada.

Reviso los mensajes de WhatsApp y me entra un mensaje de Sprite. Se me forma una sonrisa en el rostro.

Es imposible no sonrojarme.

Sprite:
"¿Va todo bien?"

No lo pienso dos veces para responderle de una vez.

Macary:
"Sí, todo está perfecto".

A través de un reto ©  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora