𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 25

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Jack, Rose y Sarah flotaron bajo los millones de estrellas arriba mientras se estremecían violentamente por el frío. Habían pasado al menos siete minutos desde que el Titanic se había hundido y, a medida que pasaba el tiempo, los gritos disminuían aun mas

-Todo esta en calma- susurro Rose en un tono tembloroso. Su voz comenzaba a desgastarse. Jack asintió débilmente ante la deprimente verdad.

-V-va a demorar un poco... e-es que tienen que o-organizar los botes- dijo Sarah optimismo, respirando con dificultad mientras obligaba a sus labios azules a moverse mientras agarraba sus manos y su muñeca con fuerza. El frío les estaba dificultando mucho a los tres hablar en este momento.

Jack y Rose simplemente fruncieron el ceño. Ambos sabían que no iban a volver. Habían estado esperando demasiado tiempo. Ambos podían ver al oficial en jefe Wilde, que había estado haciendo sonar su silbato con furia hace solo unos minutos, pero ahora parecía como si estuviera en un sueño pacífico. Había perdido su batalla contra la muerte

-N-no sé ustedes...- continuo Sarah repentinamente entre sus dientes castañeteando, mirándolos -P-pero tengo la intención de e-escribir una carta con palabras muy fuertes a W-White-Star-Line sobre todo esto... Sobre burlarse de ese libro...- Sarah respiró hondo antes de temblar ferozmente. Luego sonrió mientras cerraba suavemente los ojos. Estaba completamente exhausta y solo quería que esta tortura terminara para siempre.

Rose trató de sonreír ante su comentario, pero no pudo porque sus mejillas estaban entumecidas por el frío. Luego intentó mover la cabeza para mirar a Jack. Estaba acariciando suavemente el cabello húmedo y helado de Sarah, haciendo todo lo posible por consolarla. Al sentir su mirada, se volvió para mirar a Rose y le dedicó una débil sonrisa. Obligó a sus labios a levantarse ligeramente. Se querían mucho, pero el destino los iba a obligar a separarse.

Jack y Rose ni siquiera habían tenido la oportunidad de decirle al otro cómo se sentían, y no tenían por qué hacerlo; eran almas gemelas. Pudieron entender lo que el otro pensaba con solo mirarse a los ojos. El destino los había reunido en el Titanic, pero ahora los iba a destrozar al hundirse. Qué injusto fue realmente el destino. Se habían enamorado hacía solo dos días, y solo hacía unas horas que habían expresado ese amor. Era casi asombroso que hubieran estado tan despreocupados y felices cuando se besaron por primera vez esa misma tarde en la proa del barco. Por mucho que Jack y Rose no quisieran admitirlo, sabían que no habría ningún bote para rescatarlos, y por eso ambos dijeron lo que hicieron a continuación.

No era como ninguno de los dos habría soñado con decírselo al otro, pero tendrían que decirlo ahora, porque todas las probabilidades estaban en contra de que sobrevivieran. Fue lo más difícil para Jack y Rose decirse, porque ambos lo decían en serio desde el fondo de sus corazones.

-Te amo, Jack

-Yo también te amo, Rose

El cerebro de Sarah estaba trabajando mucho más lento de lo normal debido a las bajas temperaturas, y estaba tratando de entender qué había hecho que su hermano y Rose se confesaran sus sentimientos en ese momento. Podía decir que estaban enamorados, incluso si no se lo habían dicho, pero ¿Por qué era importante decírselo en ese momento? Iba a haber otras oportunidades, ¿Verdad?

Pero luego todo tuvo sentido: ahora se estaban confesando porque ambos se estaban rindiendo. Habría gritado por la sorpresa si le quedaran fuerzas. Ella apretó sus manos unidas para llamar su atención. De alguna manera, tenía que convencerlos. Tenía que convencerlos de que no perdieran la esperanza. Se amaban tanto, y ella no permitiría que lo tiraran por la borda solo por esta horrible tragedia. Su cuento, a pesar de que jamás seria terminado y mucho menos publicado, moriría con ellos si no lo hicieran.

𝗧𝗶𝘁𝗮𝗻𝗶𝗰 - 𝗦𝗮𝗿𝗮𝗵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora