Flavia
Es un lugar completamente nuevo para mí. No sabía que el invierno pudiera ser tan frío como aquí. Justo ahora llueve fuerte afuera y a causa de la oscuridad de la noche no se puede ver nada. Solo se escuchaban las gotas que golpean contra los cristales de las ventanas, aún así se sentía relajante mezclado al calor debajo de la manta y la comodidad de mi cama.
Estuve a punto que quedarme dormida cuando él entró a mi habitación sin aviso. Borracho, hablando incoherencias, tomó posesión de lo que decía ser suyo. Quitó mi ropa a jalones y luché por alejarlo.
Ahora son sus jadeos lo que escucho. Sus caderas contra mis nalgas, su miembro entrando y saliendo de mi. Es rápido, desesperado, rudo. Sus manos me agarran de la cintura con fuerza brusca. No soporto esto, no lo soporto a él.
Mis rodillas apoyadas sobre el colchón y mis piernas unidas. Miro mis muñecas atadas como siempre. Una noche más. Esto es el infierno. Siento sus manos en mi cintura obligándome a arquear la espalda.
Jadea más fuerte y desearía ser sorda, para tampoco escuchar como suena su cuerpo con el mío. Era de madrugada y tenía la esperanza de no verlo pero...Había llegado tarde pero ya lo hace, pone una mano en mi cabello y tira de repente, levantando mi cabeza. Me nalguea y sé lo que quiere...escucharme gemir pero no soy buena fingiendo. Cada vez tengo que cerrar mis ojos e imaginar que esto es algo que quiero.
Tengo que obedecer. Dejo escapar mis gemidos y solo yo sé cuánto intento hacerlos parecer reales. Siento sus manos tocándome y cierro los ojos con más fuerza, deseando que todo termine ahora. Su mano va a mi pelvis y desciende. Pellizca sin yo esperarlo.
-Ah-un grito ahogado e involuntario sale de mi boca y empiezo a llorar en silencio. Para él, eso solo lo excita aún más.
Eso claramente me dolió y me mordí el labio inferior como modo de resistencia.
-Tu cuerpo es hermoso Flavia. No sabes cuánto me encanta-susurra con la voz ronca por la excitación, colocando sus manos a ambos lados de mi cintura y sujetándome.
Es un maldito sádico. Cada noche duermo y quiero despertar al día siguiente en otro lugar, donde sea, donde él no esté.
Sus embestidas son más profundas, sin ningún sentimiento por su parte. Slo busca satisfacer su placer. Siento que me duele y quema. No puedo empujarlo y salir corriendo. Ya hace mucho lo intenté y fracasé saliendo herida. Así que me convertí en esto, en una sumisa.
Una lágrima sale de la impotencia y cae mojando la sábana, luego otra. Miro hacia un lado, más allá del cristal de la ventana, las nubes están teñidas de rojo y la lluvia no parece parar, él tampoco.
No sé cuánto tiempo pasé emitiendo esos gemidos una y otra vez con la mente en otro lugar. A los minutos sus jadeos se convirtieron en gruñidos, unos que eran profundos y es una señal que conocía. Se detiene. ¿Ha terminado? Desesperada quiero que llegue el momento en que salga por la puerta y me deje sola pero se toma su tiempo. ¡Maldita sea, desaparece! Siento cuando sale de mí y me pide arrodillarme y miralo. Me quita las ataduras de las muñecas, miro sus ojos escaneando mi cuerpo y me siento sucia.
-Duerme.-ordena.
-Sí, mi señor-respondo con esa voz carente de fuerza, así le gusta. Él queda satisfecho y yo pienso que lo único bueno de todo esto es que usó protección.
-Buena chica.-agarra mi mandíbula con fuerza y deja un beso seco en mis labios.
Qué asco me da cada gesto y cosa que hace.
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El Señor Gorikz [MBE] (Borrador)
RomansaIgnacio Gorikz, es el CEO más joven siendo el dueño del rascacielos más alto del mundo y el segundo hijo de la familia más empoderada del país. Su aspecto es atractivo pero su rostro nadie lo conoce a pesar de que los medios se encaprichan en descub...