Flavia
Han pasado dos días luego que dejé el hospital y también la triste noticia de la muerte de aquella joven. Cosa que ha martillado mi cabeza, el hecho de tener a la bebé pero debe extrañar a su esposa. Cuántos planes rotos. Aunque para que mentirme, no dejo de pensar en su voz, y su mirada, lo que me hace sentir el estar cerca.
Y hablando de mi, hoy me siento mucho mejor, los dolores de cabeza se han ido casi del todo y tomó pastillas para eso.
—Señora no puede ir a trabajar, aún está lesionada—la sirvienta personal que me asignó el señor Stuart me sigue por toda la habitación intentando convecerme.
Con un gorro cubro mi cabeza, tapo mis orejas un poco, y uso los lentes.
—No pienso quedarme otro día más encerrada en el cuarto.—le digo sin detener mi paso.
—Señora, por favor—insiste.
Que molesta.
—¿Me estás ordenando?—freno en seco y dandole la cara me cruzo de brazo, ya comienzo a irritarme. Ser la señora de la casa tiene ventajas aunque no las suelo usar.
—No señora, yo solo...—mira al suelo mostrando respeto.
—¡Entonces pide que traigan el maldito auto!
—Si señora.
***
Como siempre, mi habitual recorrido. Voy al parque y veo al viejo Jack en el mismo lugar de siempre sentado en la banca junto al pequeño lago.
—Flavia, me preocupé estos dos días cuando no viniste.
—Lo siento, surgió algo y tampoco vine a trabajar, pero aquí estoy.—muestro una sonrisa
—Es bueno verte sonreir muchacha.
—Si...pero, ¿Podemos cantar una canción? Hoy me siento algo triste en realidad.
—¿Qué te ha provocado tristeza?
—Conocí a alguien, recién perdió a su esposa luego de ser padre.
—Eso sí que es triste.
—Sé de una canción preciosa.
Comienzo a cantar y atraer algunas miradas, de a poco algunas se acercan o simplemente nos observan desde donde están. Otras personas solo corren por los alrededores ejercitandose y yo estoy mirando el lago cristalino que refleja el cielo lleno de nubes un poco grises.
Recuerdo a mis padres y no puedo evitar llorar. Mis manos frías las meto dentro de los bolsillos del abrigo, mucho mejor.
Ellos no están muertos físicamente pero para mí es como si lo estuvieran, los odio luego de lo que me hicieron. Por culpa de ellos sufrí y abusaron de mí como una esclava. Nunca apoyaron lo que fuera que hiciera para mí, me tildaron de egoísta y me hacían sentir culpable aunque no tuviera la culpa. No solo me hirieron sino también negaron de mi.
No llores por ellos no se merecen tus lágrimas.
Mi corazón está destrozado ahora mismo tratando de recordar sus rostros. Es difícil amar quien no te ama. Cuando piensas que tu madre y tu padre no te abandonarían, pero te lanzan literalmente a tu perdición cuando en realidad debería protegerte. ¿Qué clase de padres son esos y por qué existen?
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El Señor Gorikz [MBE] (Borrador)
RomanceIgnacio Gorikz, es el CEO más joven siendo el dueño del rascacielos más alto del mundo y el segundo hijo de la familia más empoderada del país. Su aspecto es atractivo pero su rostro nadie lo conoce a pesar de que los medios se encaprichan en descub...