Capitulo 13

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—Creó que se fue la señal, mamá, porque no entendí bien, son 400 personas ¿verdad?
—¿Qué? No, 4000.

Me quede muda por un momento, Nate y yo nos miramos sin poder creer lo que acabamos de escuchar.

—¡eso es una locura! —habló Nate.
—No lo es —respondió mi mamá.
—¡Claro que lo es! 4000 personas son demasiadas.
—Marie, serás la reina, la hereda al trono. No se espera menos.
—Mamá ni en tu boda con mi papá tuviste eso, ¡y él ya era Rey!
—Lo sé, pero yo bueno no era alguien tan importante, aquí es diferente. Nate es importarte en su país, su familia es importante.
—Si, pero... —empezó a decir este.
—Nada de peros, Nathaniel —lo reprendió Liv.
—¡No puedo creerlo! —me quejé.
—Miren chicos, sé que es algo agobiante para ustedes en pensar en los 4000 invitados, sin embargo como he dicho eres la hereda al trono, los tiempos han cambiado, tienen que asistir todos los jefes de estado, aristócratas, presidentes, realeza del mundo, entre muchos otros, no puedes dejar de invitar a nadie. Es importante.
—Lo sé —dije cediendo.
—Nosotros le ayudaremos en todo lo que haga falta por eso no se preocupen —nos sonrió Liv.
—Solo decidan lo que quieren, será lo que ustedes quieran, eso si conforme el protocolo.

Después de aclarar lo más importante y decidirnos por un invitación que era de vital importancia se enviarán cuanto antes por la fecha que ya estaba cerca, en dos días tendríamos otra reunión para checar más cosas.

—Se vuelve tentativa la idea de huir —dije cuando nos dejaron solos en mi despacho.
—Ya quiero casarme contigo y poder tenerte todos los días.
—Pequeño chapulín —toque su mejilla —ya me tienes.
—Sabes a lo que me refiero —me dio un besó en mi muñeca.
—Lo sé.
—¡Vamos! —se levantó con entusiasmo de la silla.
—¿a donde?
—¡Tengo hambre!

Jalo de mi para que pudiera levantarme, lo cual hice.

—¿iremos a la cocina? —pregunté mientras me guiaba por los pasillos.

Él conocía el palacio tanto como yo, bueno... no todos los corredores y puertas secretas de lo contrario me hubiera ganado más en las escondidillas.

—No, un lugar mejor.

Salimos por un pasillo donde metían los insumos de la comida, su auto estaba estacionado esperando.

—¿Saldremos del palacio? No puedo salir así nada más.
—tranquila, no tardaremos.
—No sé si estoy vestida correctamente.

Se detuvo para mirarme y me sonrió.

—Tal vez un poco elegante, pero que más da, yo estoy también con traje.

Abrió la puerta del copiloto para mi y entre, rodeo el coche y entró al auto encendiéndolo, salimos del palacio.

—Nos lloverá un montón de problemas por habernos salido de esa manera.
—No lo hará, tranquila.

Con un movimiento de cabeza me dijo que mirara por el espejo, las camionetas de seguridad estaban atrás de nosotros, una lo rebasó y se situó adelante de nosotros.

—¿Piensas en todo?
—Ya me conoces —desvío la mirada para mirarme y sonreírme, estiro su mano libre y agarro mi mano llevándosela a los labios y darle un beso —has estado mucho tiempo tiempo en el palacio, está bien que un día salgas a desestresarte.
—¿me veo estresada?
—Solo un poco —se burló.

Me mordí mi labio inconscientemente, apenas eran unos días que estaba a cargo y ¿ya estaba mal? Eso quería decir que no podré con la encomienda de ser reina.

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