Capítulo 18 Laura.

50 20 1
                                    

🌷🌷🌷

El olor a lavanda es aspirada y exhalada por mi respiración profunda haciendo que abra mis ojos repentinamente encontrándome con una habitación a oscuras solo con la luz de la luna creando una pequeña penumbra que entra por el gran ventanal que esta tiene, miro todo a mi alrededor con ojos como platos buscando reconocer algo del lugar donde estoy, pero no consigo identificar nada en lo absoluto.

Me siento en la cama para ver con más claridad y poder detallar la habitación desconocida, un poco de pánico me invade cuando noto una pequeña venda en mi mano izquierda que está herida por las espinas de las rosas que el desgraciado de Jack envió a mi oficina.

Con la angustia también apreciando me paso las manos por los brazos y el pecho percatándome que llevo solo puesta una camisa negra de seda que no es mía y mi reloj Cartier en mi muñeca izquierda, (bueno por lo menos no me ha robado del todo, pienso).

Salgo de la cama rápidamente para ir a buscar mis cosas, saber dónde estoy y con quien, pero antes de ir en busca de mi posible secuestrador o secuestradora, me paro frente al ventanal y visualizo la hermosa noche que este crepúsculo nos regala hipnotizándome por completo, suspiro, aunque no sé dónde estoy esta vista del cielo con la luna solo como su acompañante me llena de placer, es impresionante como dos productos de la naturaleza pueden complementarse tan bien en la oscuridad.

Escucho algunas pisadas que se aproximan y toda la atención que estaba puesta en la hermosa y fría noche se fue dirigida al jarrón pequeño que tiene algunas flores de lavanda que está en una mesita de noche cerca del ventanal, lo agarro rápidamente le saco las flores lanzándolas al suelo sin importarme nada, pero mi pánico vuelve y se alimenta ferozmente de malos pensamientos que aparecen en mi cabeza.

(aunque de seguro yo obsedí a venir, y es algo estúpido que actué de esta forma igualmente no me confiere, no me acuerdo a ver salido con nadie del bar, sé que estaba con una pelirroja, pero de ahí en adelante todo es una hoja en blanco en mi mente).

—¿Quién viene allí? —musito fuerte—. Se Kickboxing desde pequeña—miento, (se desde los veintiunos).

Encienden la luz de la habitación y quedo como estatúa soltando el jarrón que cae al piso rompiéndose en varios pesados al ver al hombre que está enfrente de mi con solo un pantalón de dormir de seda negro misma tela de mi camisa.

(Maldita sea Laura tienes que dejar de quedarte pasmada como estúpida delante de este cabrón, me auto regaño)

—Tú—musito en un hilo de voz lleno de tristeza y el sentimiento de decepción aplastando mi dignidad.

—¿Soy tan desagradable? —pregunta bajándose a recoger los trozos del jarrón.

No digo nada solo me quedo quieta mirando a la nada, (no entiendo como un hombre tan egocéntrico puede tener tanto control en mi).

—Bueno tal parece que sí—responde el a su pregunta.

Sigo aun sin poder articular ni una palabra, mi mente solo está trabajando en analizar toda esta absurda situación con auto preguntas, (¿Cómo después de lo que me hizo estoy en su maldita cama?).

Todo me da vueltas.

(¿pero qué coño te pasa Laura?, ¿te venció con su pene?, la verga de Lorenzo no te amarro y esa te admiraba como mujer, pero lo hizo una que te dijo mujerzuela, reacciona ya, me dicen todas mis yo en mi cabeza).

No te muevas buscare, comienza a ordenarme Jack, pero lo detengo con un dedo saltando por encima de los trozos de cristal yendo directo a la salida de la habitación.

—¡Maldita sea detente! —me grita.

—Muérete imbécil—le vocifero con odio.

Salgo rápidamente al pasillo en busca de mis cosas para poder llamar a los chicos y que me saquen de esta cárcel, veo algunas puertas, pero ni me atrevo abrirlas.

Ley Promiscua - Donde los pactos y el Placer son normas en el Tribunal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora