Capítulo 7. Listas para la fiesta Parte 1.

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—¿Su mano hermosa dama? —me pide Tayler.

—Claro que si guapo caballero —le extendí mi mano.

Repite esa acción con cada una, «el siempre tan caballeroso, pienso», Julián se baja y le entrega las llaves del auto al chico del valet parking, le dice unas cosas que no alcanzo a escuchar, el chico se monta y se aleja con el auto.

Tatiana se agarra del brazo de Julián cuando este le ofrece que vaya con ella, Alana se agarra de Carla y yo de Tayler, entramos y una chica rubia pulcramente vestida de negro nos pide nuestras identificaciones para confirmar la reservación, cuando ya eso está listo nos pide los abrigos a los cuales le coloca nuestros nombres escritos en una calcomanía en señal de identificación.

Luego la misma mujer nos conduce a nuestra mesa, el lugar es precioso, tiene grandes plantas hermosas como decoración en cada rincón del lugar incluyendo el techo, tiene muchas luces que alumbran con un tono amarillo tenue que le aporta al lugar en ambiente privado y cálido, la chica nos indica muy amablemente que nuestra mesa está frente al escenario donde hay música en vivo.

El hombre que canta esta elegantemente vestido con un esmoquin clásico negro entonando subalimente la letra de La Vie en Rose de Louis Armstrong, «amo esa canción, pienso», bueno yo soy de muchos géneros musicales, pero los clásicos son atrapantes, nos sentamos y un chico nos ofrece la carta del menú.

—Para comenzar pediré un vino para hacer un brindis en honor a Lau—anuncia Julián—. Traiga una botella de su mejor vino por favor y una Tuna Laqueado —dice nuevamente dirigiéndose al camarero.

—Claro que sí señor, y los demos presentes, ¿que pedirán? —pregunta el camarero.

—Yo quiero una ensalada Amazónica —dice Carla.

—Yo también y papas al horno —aclara Tatiana.

—Yo coliflor —pide Alana aun viendo la carta de bebidas.

—Bife japonés para mí —ordena Tayler dándole el menú al chico que nos atiende.

—¿Y usted hermosa dama? —me pregunta el camarero.

—Arroz Chaufa por favor —le pido amablemente.

El termina de atendernos y se va, a los poco segundos aparece con la botella de vino, coloca en el centro de la mesa el cubo cobrizo con hielo y la botella del líquido pedido dentro, detalló que tiene una etiqueta blanca con un nombre impreso que dice, Marqués de Murrieta Catillo Ygay Gran Reserva Especial, luego coloca al frente de cada uno, una copa muy elegante con un detalle dorado en la boca de esta, descorcha la botella y comienza a servir.

—La mejor de la casa —proclama el camarero.

—Así es, he escuchado de este vino —afirma Tayler.

Todos ya con sus copas servidas la colocamos en posición de brindis y el cante en vivo comienza a entonar la composición Fly Me To The Moon de Frank Sinatra, el cual nos hace suspirar a todos en modo de satisfacción.

—Salud por Laura y Salud por todos los aquí presentes por siempre apoyar y creer en ella —proclama Tayler levantándose de la mesa y haciendo que los diferentes comensales nos miren.

¡SALUD!, decimos todos y nos levantamos también de la mesa.

—Desde que te conocí en la universidad y le ganaste en un ejercicio práctico de filosofía del derecho al profesor Peyton supe que ibas hacer la mejor, por eso sabía que un día comenzarias hacer cosas grandes y ese tiempo ya llego, estoy muy feliz por ti, mi Lau, te amo —declara Alana.

—¡Gracias mi Alana banana y gracias guapo! —Simplifico mi discurso de agradecimiento con los ojos húmedos.

—Mejores palabras no se podían decir, Laura es ejemplo vivo de la frase, eres lo que sacrificas, así que te lo has ganado, ¡Salud! —anuncia Tatiana levantando su copa.

—Yo solo sé, que si mi padre te escogió a ti es porque eres la mejor, y si él lo cree yo también lo creo, ¡Salud! —declara Carla.

—Creo que mis palabras no son menos aquí, pero ya todos dijeron lo correcto dejándome sin palabras, así que solo diré, ¡Felicidades Lau, estamos orgullosa de ti, Salud! —participa Julián en los mini discursos de felicitación.

—Ay chicos muchas gracias por estar para mí, Salud, porque si sigo hablando voy a llorar y no me quiero dañar el maquillaje —digo subiendo la copa hacia adelante.

¡SALUD!, anunciamos nuevamente todos chocando nuestras copas, las personas a nuestro alrededor aplauden haciendo del momento aún más especial. La cena transcurrió tranquila pero muy alegre, la comida y las bebidas fueron exquisitas, no había venido a este lugar, «pero creo que es algo que haré más a menudo, me sugiero a mí misma».

—Chicos creo que ya es hora, ya van a dar las doce, haré una llamada para confirmar nuestra entrada —dice Tayler.

—Si guapo, pregúntale a tu galán, que tanto ansío conocer —responde Alana.

—Iremos a los tocadores —anunció.

—Perfecto iré yo también, ¿vienes? —se dirige Julián a Tayler.

—Sí, ve, ya te sigo —le responde Ty.

Nos dirigimos todos a los tocadores, terminamos de arreglarnos y salimos, los chicos ya nos estaban esperando en la entrada con nuestros abrigos.

—¿Qué les pareció todo? —pregunta la misma chica rubia que nos recibió.

—Ay todo magnífico —le digo y todos afirman.

La chica le informa a Julián que el auto está afuera colocando una mirada como si se lo quisiera comer, él le agradece pidiéndole la mano y plantándole un beso haciendo que la chica se ruborice, vamos casanova, interviene Tayler cortando la escena. Salimos y nos subimos al coche, comenzamos la andada por las calles de la hermosa ciudad de Londres hasta llegar al Monopoly, cuando hacemos presencia en el lugar, podemos ver el tumulto de personas haciendo la fila para entrar.

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Ley Promiscua - Donde los pactos y el Placer son normas en el Tribunal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora