Capítulo 10. Jack.

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Escucho a lo lejos mi teléfono sonar, los pequeños rayos del sol entrando por los ventanales apenas cubiertos por las cortinas hacen que mi cabeza de vueltas por la resaca de la fiesta de anoche, me muevo y siento como una pierna de mujer se entrelaza con la mía e intento zafarme cómo puedo.

—Quédate unos minutos más —me manifiesta Olivia en tono somnoliento al momento que me suelto.

—¡Ya, levanté, vístete y vete!, esta no es una casa de acogidas —le exclamó de modo agresivo e indiferente.

Me termino de levantar y el frío que siente mi cuerpo me hace notar que estoy completamente desnudo, me dirijo en dirección al baño.

—Tu siempre tan amable, gracias al cielo que solo me gustas por como follas, porque si fuera por amor—hace una risita antipática—. Ya hace tiempo me hubiera muerto a la espera de algo romántico de tu parte —la escucho decir y la ignoro.

Entro al baño y me posiciono en el lavabo, me miro en el espejo grande que está enfrente de mí, me determino y sé que no soy de esos hombres que dicen, buenos días mi cielo con un beso en la frente al día siguiente después de coger, es que para mí está más que sobrevalorado ese tipo de cosas y mucho más para una mujer como ella.

Olivia aparece en la entrada de la puerta del baño con mi camisa negra puesta, la miro y pienso que es cliché que las mujeres hagan eso, se queda observando, agarro la pasta y el cepillo de dientes.

—Bueno no solo por el sexo te confieso —dice halagándome mientras entra al baño quitándose la camisa y esta cae en el piso.

Yo me volteo dejando expuesto mi miembro duro con ganas de vaciarse.

—Este lindo cuerpo también me gusta sentirlo encima de mi aplastándome—me acaricia el pecho—. Y esta polla grande follándome duro —aclara cuando se arrodilla enfrente de mí sin dejar de mirarme.

Mi cuerpo se tensa al sentir el contacto de su lengua acariciándome, la sensación que produce es placentera que hace que mueva mi cabeza hacia atrás y mi pelvis para adelante en busca de más profundidad.

Ella produce un quejido que hace que me excite más, agarró su cabello largo rojo cobrizo y lo enrollo en mi mano derecha y hago presión en su nuca hacia adelante para que abra su boca y mi glande entre más, posa sus manos en mis muslos clavando sus uñas en señal de quejido, tiró de su cabello hacia atrás para que su cara tengo más visión de la mía y así pueda oír mejor lo que le diré.

—Prepárate—le expongo arrogantemente pasándole mi miembro por la cara con mi mano libre.

Ella asiente y sonríe de manera descarada sin dejar de mirarme, lo que hace que me caliente aún más, comienzo con embestidas fuertes fallándole esa boca sexy que tiene.

Continuó así hasta que siento que el clímax se aproxima, mi cuerpo está envuelto en tanta fogosidad que cada una de mis fibras corporales estallan como volcán en erupción, agarro su cabeza con mis dos manos para tener más control y sigo el movimiento rítmico de mis caderas.

—Me voy a correr en tus pechos —le exclamó, ella me mira con ojos brillosos por las lágrimas, pero no se niega.

Sigo invistiendo su boca, cuando siento que el líquido caliente se aproxima, la suelto, saco mi glande de su boca y ella se agarra sus pechos los junta en señal de aceptación y acción de recibir mi líquido tibio.

—¡Sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡vamos!, córrete para mí, bendíceme con tu clímax —me pide ella con voz de perra en celo.

Sus palabras son dinamita para mis oídos, acarició con más fuerza y rapidez para terminar con un gemido fuerte expulsando todo mi semen en sus pechos grandes y perfectos.

—Buena niña, ahora báñate y vete —le digo mientras le palmeo la cabeza dirigiéndome a la ducha.

Ella se levanta y me sigue.

—¿A dónde crees que vas? —le preguntó deteniendo su caminata.

—A darme una ducha, ¿no ves?, ¿o es que esta corrida te dejo corto de vista? —dice de forma muy odiosa.

—Sabes muy bien que no me gusta que se bañen aquí, para eso hay otros tres baños, así que hazme feliz y vete alguno de esos —le aclaro mientras abro el grifo de la ducha.

—¡Eres un idiota! —exclama lavándose en el lavabo.

Por mi parte la vuelvo a ignorar, pero como veo que se queda parada mirándome en forma desafiante me giro hacia ella.

—¡Vete!, ¿qué esperas? —término de vociferar.

Ella suelta una palabrota y sale del baño.

Siento como las gotas de agua fría corren por todo mi cuerpo actuando como calmante en cada una de mis fibras que hace unos minutos atrás estaban explotando como magma caliente, agarrar el shampoo y coloco un poco en mi mano y comienzo a masajear mi cabello bajo el rocío del agua.

Mientras me ducho pienso, Olivia es una hermosa mujer, tiene un excelente cuerpo, una cara de ángel caído que te hace pecar, es muy buena en la cama y en su trabajo no lo negaré, pero si no supiera que también es una buena busca fortunas tal vez la vería diferente.

De hecho, una vez la vi así, diferente, como mi futura esposa, hasta que presencie cómo seducía a mi padre en su oficina y luego este la invitó a cenar y bueno, lo demás que paso no se tiene que ser muy experto para imaginarlo, así que ahora para mí es una mujer más para quitarme las ganas y desde entonces me dedico más en buscar mujeres para follar que en mujeres para llevar al altar.

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Ley Promiscua - Donde los pactos y el Placer son normas en el Tribunal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora