Capítulo 6 Jack.

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—Hermano gracias por aceptar llevarme contigo, de verdad pondré todo de mi para que esta recuperación sea rápida, y las recaídas no vuelvan —me promete Agnes apoyada en la ventanilla del auto mirando las calles de Chelsea con adoración.

—Estoy para ti pequeña —le dejo saber serenamente, mientras mis ojos están puestos en la carretera.

—¿Puedo colocar algo de música? —me pregunta sacando su teléfono celular.

—Si claro —le hago saber que tiene permiso.

Toco con cuidado la pantalla y las opciones aparecen en ella, oprimo la función de conexión inalámbrica bluetooh y ella se conecta, el nombre de la canción que ella eligió de su biblioteca de música aparece en la pantalla, se llama Im in Hire-Sia.

Comienza reproducirse impregnando mi audición con la melodía y las estrofas de la melancólica canción, ella vuelve a su anterior posición de estar apoyada en la ventanilla observando todo lo que aparece en nuestro campo de visión y dejamos atrás.

El camino sigue tranquilo, ninguno gesticula ninguna palabra, solo el tema musical que se reproduce hace saber que estamos ahí, hasta que ella baja el vidrio, saca un brazo exponiéndolo a la brisa causada por la rapidez que conduzco, comienza a entonar una parte de la canción con ojos llenas de lágrimas y un hilo de voz.

— I'm crying out, I'm breaking down

I am fearing it all

Stuck inside these walls

Tell me there is hope for me

Is anybody out there listening? 

Mi corazón se acelera, aprieto fuerte el volante del auto cuando mi cuerpo se tensa y mis ojos se humedecen al ver tal acción, me duele, me arde, me devasta verla en ese estado vulnerable, «¡Maldita sea!, maldigo para mis adentro», es tan joven, ella no debería pasar por esto, hare lo que sea para sacarla de esto.

—Aquí estoy pequeña, si te escucho y si hay esperanza para ti ok —le hago saber en respuesta a la canción, ella asiente y me sonríe.

—Te amo hermano y lo sé —dice mientras sigue viendo la calle.

—¿Sabes qué? —me pregunta entusiasmada y la miro.

—Pondré otra canción más alegre —me comenta agarrando su teléfono y seleccionado otro tema musical.

Esta vez el ritmo es mucho más movido y chipiaste.

—Shake it off de Taylor Swift—me aclara moviendo los hombros graciosamente.

La miro y me entra una pequeña duda, de cómo puede cambiar de ánimos tan repentinamente, «pero creo que es bueno pienso».

—Lo que te haga feliz —le digo.

Llegamos, aparco el auto en el parking privado, saco las maletas y nos dirigimos al vestíbulo, saludos al guardia de seguridad y a la chica de recepción, pedimos el ascensor y llegamos a mi piso.

Se abren las puertas saco las llaves y entramos al apartamento, dejo las maletas en la entrada, coloco las llaves del auto, de la casa y mi cartera en la mesa del recibidor, me quito el abrigo, luego le quito el ella y lo dejo en el closet que esta junto a la puerta de la entrada para indicarle donde está todo.

No soy de traer mucho a mi familia a casa por eso sé que algunos lugares se le harán desconocidos, le hago un gesto para que siga adelante, le muestro la cocina, el comedor, las dos salas de recibo, la saco al balcón y ella respira profundo el aire con olor marino del rio Támesis que se asoma a nuestra vista.

Ley Promiscua - Donde los pactos y el Placer son normas en el Tribunal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora