49. No necesito regalos

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Al escuchar eso, me fue inevitable sentirme la peor persona sobre la tierra, ver como decía eso sobre mi, era un peso demasiado grande para mi corazón, me hacía sentir peor de lo que ya estaba.

—Pero cariño, tal vez estás equivocada, Christopher...

—Christopher me ha demostrado siempre el poco interés que tiene por mi, me ha demostrado que no es feliz conmigo, que si por él fuera, me mandaría lejos de aquí... Yo... Créeme que me esforzaba por ser una buena esposa, ser una buena madre... Lo intente a pesar de todos los desprecios y malos tratos que recibía por parte de él... Parecía que siempre le molestaba que las personas supieran que yo era su esposa... Le avergonzaba —Dice ella con la voz rota, parecía ahogarse con su propio aire, me sentía una y otra vez aún mas peor

Soy la peor persona para mi esposa, soy una decepción para ella y... Merezco que me odie,  merezco su desprecio, pero... Haré que las cosas entre ambos cambien, intentaremos empezar de nuevo, yo seré el esposo que ella quiere.

[>>>]

Entro a la habitación y la veo cepillarse el cabello, acaba de salir de la ducha, sus ojos se miraban hinchados y parecía que caería al suelo de golpe

—Hola ¿Cómo te sientes? —Pregunté acercándome a ella, ni siquiera me mira

—Bien —Respondió de la manera más seca y fría posible

—¿Qué quieres cenar hoy? ¿Qué se te antoja? Quiero invitarte a cenar fuera, tal vez un poco de aire fresco nos haga bien —Sugerí mientras la miro con una sonrisa, ella solo niega

—No quiero cenar, vete tú —Me responde mientras su mirada se fija en el suelo, yo solo deje salir un suspiro y me acerco a ella

—Vamos, aunque sea un ratito, podemos pasear un poco, puedo pedir la comida para llevar y caminar por ahí —Le comenté, ella solo niega

—No quiero ir... Mejor ve tú, invita a tu flo-, a Haise a cenar, apuesto que ella estará encantada de acompañarte, para que no sientas soledad —Me responde y yo solo niego, me acerco a la cama y me siento a su lado

—Pero quisiera ir contigo, ¿Con quién cenar mejor que con mi esposa? —Sugerí, la ví apretar la mandíbula y sus ojos se miraban muy tristes

—He dicho que no quiero, solo necesito dormir —Dijo ella antes de ponerse de pie, camina a la pequeña mesita dónde tenía sus cosas, se sienta sobre el suelo y con el pequeño espejo comienza a ponerse sus cremas

—Bueno, está bien... ¿Sabes? Tal vez vaya en estos días a un condado vecino, compraré un espejo grande para hacerte tu tocador, querías uno, cierto? Haré incluso en pequeño taburete para que puedas sentarte ¿Te gustaría de algún color en especial? —Pregunté al mirarla, ella me mira por el espejo que tiene al frente, puedo notar como sus ojos se mojan un poco, ella trata de retener las lágrimas

—Tengo la mesa de Margaret, no necesito el tocador... Aparte, no tienes ni los materiales ni el tiempo para hacerlo —Me responde mientras me da la espalda, deje salir un suspiro cansado

Solo podía sentirme peor

—Pero quiero hacerlo para ti... Un regalo —Comenté mientras la miro

—No necesito regalos —Respondió antes de ponerse de pie, camina a la cama y se mete, me levanto del colchón, ya que me encontraba sentado en su lado, apaga la luz de su lámpara y se acuesta, preparada para dormir, yo solo dejó salir un suspiro y niego, salgo de la habitación y caminó hacia el sofá

Mi esposa parecía muerta, apagada, sin brillo... Yo no veía esa sonrisa que le iluminaba el rostro, ya no podía notar esos ojos que te dejaban verle el alma sin ningún impedimento, es voz dulce con la que se refiere a todos... Era una esposa triste, era la esposa que yo había creado.

A pesar de que siempre demuestro estar fuerte y de pie como un roble, por dentro también me siento mal, me siento mal por mi esposa y por... Nuestro hijo, porque si, ese bebé también iba a ser mío, yo iba a ser su padre e iba a quererlo como a nadie, me había hecho tanta ilusión comprar el cunero, incluso tenía pensado en comprarle su primera manta... Pero simplemente el destino no me lo permitió, confío en que tal vez en un futuro no muy lejano, pueda cumplirlo y darnos una nueva oportunidad de tener esa familia.

[>>>]

—¿Estás lista? —Pregunté al entrar a la habitación, ella seguía en la cama

—He dicho que no quiero ir —Me respondió en voz baja, yo solo niego mientras me acerco al armario, todo uno de los ganchos donde ella tenía su ropa y elijo uno de sus vestidos

—Anda, cámbiate o se nos hará tarde.

A tu lado ||C.V&TÚ||TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora