29. Caridad algunos

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Ella sale de la casa de Margaret con la mesa en las manos, no era para nada pesada y deseaba acomodarla pronto en la habitación. Abrió la puerta y con su espalda la empujó, al entrar completamente, se encuentra a Christopher saliendo de la cocina con un vaso de agua

—¡Oh! —Ella dió un salto del susto al ver a Christopher, él solo la mira con confusión

—¿Qué ocurre? ¿Y esa mesa? —Preguntó curiosamente

—Me la dió Margaret, para que pueda poner mis cosas y...

—¿Por qué la aceptaste? —Cuestionó con molestia, ella solo lo mira con decepción —Debes dejar de aceptar la caridad de Margaret —Dijo él, ella solo deja salir un suspiro cansado

—Christopher...

—Enserio, si no es una cosa es otra, pero siempre terminas recogiendo lo que los demás no quieren, hasta ya, aparte, debes dejar de darle molestias a Margaret, ella tiene muchas otras cosas que hacer, pero tú solo estás estorbandole —Añadió Christopher mientras se veía una mueca de molestia en su rostro, ella solo dejaba salir un suspiro y negaba con la cabeza

—¿Sabes que? Voy a ignorarte, ya se que nada de lo que yo haga te parece, todo lo que hago está mal... Estoy cansada para seguir peleando —Dijo ella antes de caminar hacia su habitación con la mesa en las manos, Christopher solo la sigue con la mirada y desaprueba totalmente todo

Ella caminó hacia la habitación y coloca la mesa a unos cuantos centímetros del armario viejo que tenían, se dirige al baño para tomar en sus manos sus perfumes, las cremas y su maquillaje, el cual, por el poco espacio que tenía en el baño, estaba regadas en bolsas, llevó todo hacia la había y las coloco cerca de la mesa, para ahora sí, acomodar cada perfume y embase sobre la mesa, también cerca, coloco un pequeño espejo de marco dorado, para poderse ver

Esa pequeña mesa no era comparada con el tocador que ella tenía, no era ni una tercera parte, pero este sería su espacio, solo para ella.

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—¿Qué son estás? —Pregunta Christopher al ver su plato en la cena, ella se sienta al frente con su plato

—Son tortitas de brócoli, llevan un poco de papa, zanahoria y queso, sabes muy bien —Responde ella con una pequeña sonrisa

—No me gusta el brócoli —Le respondió Chris, ella solo deja salir un suspiro

—Jamás me lo dijiste, tampoco me diste una lista de lo que te gusta y no ¿Cómo iba yo a saber? —Comenta ella y Christopher solo rueda los ojos —Tendrá que comerlas, no somos ricos para desperdiciar comida —Menciona ella con una pequeña sonrisa burlona

—Muy graciosa —Responde con sarcasmo

Ambos comienzan a comer con lentitud y en total silencio, ella trata de pasar los bocados, pero desde esa mañana, había amanecido con muchas náuseas, todo estaba provocandola y le dificultaba seguir comiendo.
Ella alza su rostro y mira a su esposo con curiosidad, él la mira extrañado al sentir la intensa mirada

—¿Qué ocurre? —Pregunta él

—Tu cabello empieza a tomar forma de un casco, ha crecido bastante cierto? —Preguntó ella de un tono neutro, Christopher asintió

—Mi cabello es abundante y suelo irmelo a cortar cada mes, solo que ahorita no he tenido tiempo, cuando me desocupo, la peluquería ya está cerrada —Contestó él, ella asintió mientras seguía observando

—Si, se nota que tienes bastante... A mí con el embarazo se me ha empezado a caer, pero... ¿Necesitas un corte? Yo puedo hacerlo —Respondió ella con una pequeña sonrisa, Christopher solo niega —Anda, yo solía cortarle el cabello a mis hermanos como lo hacía mi madre, digo, las primeras veces salieron un poco trasquilados, pero echando a perder se aprende, ya tomé un poco de práctica —Comenta ella antes de tomar un poco de arroz y llevarlo a su boca, Christopher solo deja salir un bufido.

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Justo con una silla del comedor en medio de la sala, frente al sofá, ella le coloca la toalla al rededor del cuello y la ajusta con un gancho de ropa, con sus manos, toma un poco de agua y le moja el cabello a Christopher, con un peina y sus manos comienza a seccionar el cabello

—¿Segura que puedes hacerlo? Si no, tendré que usar sombrero todo el mes —Comentó él, ella solo deja salir una risita

—Si Christopher, ya te dije, conozco mis límites y se cuándo detenerme, okey? —Responde ella antes de tomar el peine y las tijeras metálicas, se acerca a Christopher para tomar un mechón y cortar un poco, ciertamente haciendo tensar a Christopher...

A tu lado ||C.V&TÚ||TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora