Pasaron dos días en los que Madison y Enko se ignoraban por completo. En una ocasión se toparon en el pasillo camino al baño, se miraron por un momento hasta que Madison decidió volverse y entrar en la habitación que compartía con su amiga Jess. Enko sintió una punzada en el pecho, su indiferencia le estaba doliendo, tenía tantas ganas de hablar con ella, que lo comprendiera, que lo perdonara y se diera cuenta de lo que significaba para él. Cansado de eso, se mentalizó para no prestarle más atención. Se aseguraría que estuviera a salvó, pero no permitiría que lo hiciera sentir mal, él no había hecho nada malo, desde que la conoció sus decisiones habían girado en torno a protegerla de lo horrible de su mundo. Con firmeza, cerró su corazón a ella, no permitiría que su desaire le afectara.
Madison por su lado, estaba segura que apenas ella y su amiga estuvieran a salvó, correrían lo más lejos de estos chicos.
Madison disfrutaba del frío de la noche sentada en el porche de la caballa, en una silla mecedora, se preguntaba cómo sería su vida ahora. ¿En algún momento estaría a salvó? ¿Sería cazada por una familia de psicópatas toda la vida? ¿Debían huir y empezar de nuevo en otro continente con diferentes identidades?
—¿Puedo? —la voz de Lucían la sacó de sus pensamientos. Con un gesto le permitió tomar asiento junto a ella— ¿Estás bien? —comenzó— bueno, es una pregunta tonta lo sé, tu vida parece estar arruinada. Solo es que... sé que alguien no está bien —insinuó—, hablo de Enko.
—No es que me importe como esté así que... —se encogió de hombros.
—¿No crees que estás siendo un poco dura con él? —Madi bufó— es decir, entiendo, te torturó un poco, pero definitivamente no tienes idea de qué nivel de dolor hubieras soportado si mi padre o Marco te pusieran las manos encima. Que Enko te haya torturado un poco es... —pensó un momento— carajo es lo mejor que te pudo haber pasado.
—Estas en el mismo plan de él —repuso Madi— no voy a agradecer que me haya torturado. Es tu hermano, intentas defenderlo, pero me torturó, y él de algún modo si me metió en su vida. Me buscó en varias oportunidades, él me invitó a su vida. No me voy a culpar tampoco por haberlo seguido, créeme, cuando me interesa un chico no se me cruza por la mente que puede ser un psicópata asesino.
—Entiendo, de verdad. Y en parte, tienes razón, él no debió buscarte nunca. No debía invitarte a su vida. Honestamente ustedes no se debían conocer, pero mi hermano tiene un corazón más grande del que tú y yo podemos pensar. Desde que dijiste que él era el malo, el día en que llegamos... —lo pensó nuevamente, debía elegir las palabras correctas— ¿Cómo te digo que heriste su corazón a un nivel que nadie nunca había hecho? No me malinterpretes, no estoy en papel de abogado, porque repito, sé que él se equivocó contigo. Y no por haberte torturado, no, si no porque te dejo entrar a su vida sin darse cuenta.
—Si estás haciendo de su abogado —dijo Madi con la voz temblorosa.
—No pequeña, no estoy siendo su abogado. Solo intento explicarte quién es este chico al que tan mal estás juzgando. Tu tildas de malo a alguien que ha dejado de comer por darme su alimento a mí, cuando ha recibido palizas y castigos por mí, y cuando lo veo solo me ofrece una sonrisa y dice "ni lo sentí" mientras la sangre corre por su cuerpo y sus ojos desbordan de lágrimas. Dices malo a alguien que ha sido el ejemplo y padre de todos los hermanos menores a él, es la persona que nos ha protegido como ha podido de nuestro padre. Es la persona que se niega a hacerle daño a niños o a los animales. Es la persona que, como ha demostrado en estos días, está dispuesto a sacrificarse para que otros salven su culo. Es el niño que nunca, nadie jamás en su vida trató con cariño o empatía y sin embargo es un ser humano decente que siempre piensa en los demás antes que en sí mismo.
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Casi Perfecto
RomanceMadison es una abogada muy dedicada y profesional, una joven que lucha por la justicia. No está acostumbrada a salir de su zona de confort, hasta que un día conoce a un misterioso hombre que guarda un gran secreto. Enko Bogoloski, queda cautivado po...