Capítulo 14 (primera parte)

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Enko estaba inquieto, escuchó como Madison hablaba por teléfono y su corazón se detuvo. «Nos localizarán» pensó. Con ese pensamiento en mente irrumpió en la habitación furiosamente y arrancó el teléfono de la mano de Madison. Sin dudarlo lo aventó contra la pared haciendo que el celular estallara en pedacitos.

—¿Te has vuelto loco? —preguntó Madison sin poder creerlo, sin temor se le posicionó enfrente y lo enfrentó— ¿Por qué has hecho eso?

—¿Con quién demonios hablabas? ¿Acaso no notas la gravedad de la situación? ¿Si has visto películas de acción? Eso de localizar a las personas por que estúpidamente hacen llamadas, ¡es real! —siseo furioso

Madison notó la gravedad de su estupidez, pero en su defensa, no pensó en eso al ver que su única tía la llamaba. Le pareció más sospechoso que no le atendiera la llamada. Pero cómo le explicaba eso a Enko cuando ya había reventado su teléfono.

—Lo siento, no pensé en eso. Creí que si no atendía podría parecer más sospechoso —habló en su defensa.

—Claro por que es mejor que; quien quiera que fuera, no tenga sospechas a que nos localicen y vengan a matarnos —dijo resaltando su tono en sarcasmo.

—Estás idiota, y me debes un teléfono nuevo —molesta por las acciones de Enko, salió furiosa de la habitación —Jodido lunático— murmuraba mientras se dirigía a la cubierta.

—Cuando no nos estén buscando te daré el mejor teléfono del mundo —dijo Enko mientras la seguía—. Ahora, necesito saber ¿con quién hablas y por cuánto tiempo lo hiciste?

Madison se giró y lo enfrentó nuevamente.

—Hablé con mi tía por treinta segundos hasta que entraste como un loco —dijo entre dientes.

Enko se calmó, ese tiempo no era suficiente para rastrear a alguien. Un poco más sereno al saber que aún estaban a salvó, intentó hacer las pases.

—Lo siento, me he excedido en destruir el teléfono de esa forma...

—Ah ¿Tú crees? —lo interrumpió— ¿No te enseñaron que hay un botoncito que se presiona y la llamada se cuelga? ¿O es que siempre arrojas los teléfonos tras una llamada? —Enko rio por su exageración.

—Ya dije que lo siento —remarcó aún riendo.

—No entiendo qué te parece divertido. Fue muy agresivo de tu parte. —Enko se dio cuenta de que la había cagado, ella se esforzaba por verlo como un buen chico y a él se le daba fácil ser un animal salvaje.

—Vale, tienes razón —intentó de nuevo más serio sin pizca de risa—. No quería asustarte, pero yo mismo me asusté al pensar que habías puesto en riesgo tu seguridad. No puedes culparme por eso —dijo encantadoramente y en respuesta Madi bufó.

—Eso se llama manipulación —una sonrisa se dibujó en sus labios, parecía masoquista, pero le gustaba cuando se ponía loco por su seguridad.

—¿Tengo tu perdón o tengo que rogar por ello? —Enko la tomó de la cintura y la atrajo hacia sí.

Él sabía que su cercanía doblegaba a Madison, y le encantaba, era una de las cosas que había descubierto en los maravillosos días que llevaban en el barco. Sabía que se ponía nerviosa cuando le ponía las manos en la cintura, sabía el ritmo exacto para complacerla, y sabía que amaba escucharlo tocar la guitarra para ella, cosa que hacía gustosamente para ella. Además de eso, Madison había tomado la costumbre de besar su hoyuelo cada vez que lo veía sonreír, era un poco incómodo para él, pero se lo permitía solo por ver su sonrisa de vuelta.

—Estás jugando sucio cariño, no querrás que te enseñe cómo se debe jugar —dijo con picardía mientras se acercaba a sus labios —, pero... —se detuvo a solo milímetros de tocarlos— esta vez te toca rogar.

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