Capítulo 21

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Madison no podía olvidar la conversación con Marco, todas las cosas que le dijo y todo lo que le advirtió. Pero sobretodo no se sacaba de la cabeza sus palabras "Y cuando tenga que volver a ser el demonio que todos piensan que soy, tengas en cuánta que nadie me ha dado la oportunidad de ser algo más, ni siquiera tú". Su piel se erizó. ¿Qué habría pasado si Enko no hubiera llegado? Tal vez todo fue una farsa de Marco para que ella bajara la guardia, o tal vez solo quería que sintiera compasión por él «O tal vez solo quería que te dieras cuenta que él también estaba entrenado para ser un demonio al igual que Enko, y que al igual que él, él también tenía ese lado humano único que tú no le diste la oportunidad de conocer» se reprendió Madi mentalmente.

Jugueteaba con el collar en su cuello, tocó con sus dedos el nombre de Enko, en ese momento se dio cuenta de que Marco no llevaba su propia cadena cuando vino a visitarla más temprano, a diferencia de Enko, si había notado que en las otras ocasiones Marcó si llevaba su cadena. Al final, como le había contado Enko, todas éstas cadenas la llevaban todos los hijos Bogoloski.

—¿Está todo bien, preciosa? —Enko la sacó de sus pensamientos mientras salía de la ducha— Desde que llegué has estado muy pensativa ¿Pasó algo mientras no estaba? —preguntó mientras se vestía.

Madison lo pensó ¿Debía decirle que Marco había estado sentado con ella en la salita? ¿Debía contarle de su propuesta de escape? No, no podía contarle. No sabía que haría Enko si lo supiera, pero Marco ya le había advertido, y ella tenía una idea de lo malo que podría llegar a ser Marco. Con ese pensamiento vino otro ¿Como sería Marco en su versión humana?

—¿Marco siempre ha sido cruel? —soltó sin poder contenerse, se maldijo internamente por su impulsividad. Enko frunció el entrecejo y se sentó con ella en la cama.

—¿Por qué esa curiosidad?

—Solo me lo preguntaba, cuando te fuiste estuve pensando un poco en como ha sido tu vida y la de tus hermanos, a lo que han sido obligados a ser, y me surgió esa duda —pensó lo más rápido que pudo, Enko aceptó su excusa, para su suerte.

—Bueno, lo que puedo decir es que Marco no la ha tenido fácil. Él como todos nosotros siempre nos esforzamos por complacer a mi padre y no ser castigados. Él fue quien siempre más se esforzó por ser el primer hijo, y por la misma razón mi padre siempre fue más duro con él.

—Entonces es como tú —Enko sacudió la cabeza al escuchar su afirmación.

—¿Qué? Marco no es como yo. No vuelvas a compararnos —Madi notó su enojo, pero realmente así lo veía, así que intentó explicar más.

—Lo dije en el sentido de que tanto tú, como él o incluso Lucían, han sido niños siguiendo los pasos que le dijeron que siguieran —explicó— y por eso son como son. Marco y tú se parecen en eso.

—¡Maldición, que no nos compares! —gritó de pronto, la ira estaba surgiendo en él. Eso solo hizo que Madison quisiera saber más sobre Marco.

—¿Por qué te enoja que los compare? Al final han sido moldeados por las mismas personas —contraatacó sin prestar atención a su ira.

—Joder, porque toda la puta vida nos han comparado a Marco y a mí, siendo solo niños inocentes totalmente diferentes. Porque siempre nos pusieron en competencia, porque cuando eres la razón de los castigos de tu hermano mayor, se crea una enemistad irreparable —siseo molesto— ¿Te basta con saber eso o quieres más? —se levantó de la cama molesto y salió de la habitación.

Madison era masoquista y sí quería saber más. Enko nunca se había enojado tanto con ella como lo hacía en ese momento. Parecía que hablar de Marco era un detonante, así que aprovecharía que ya la llama estaba encendida y si la verdad le estallara en la cara, pues que le estallara. Salió de la habitación detrás de él, lo encontró sirviéndose un poco de ron.

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