Capítulo 5 (segunda parte)

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Fue impresionante, Enko la había llevado a un concierto de música instrumental. Madison embelesada con tan maravillosas melodías, no se percató de que ella era el espectáculo para Enko. ¿Cómo podría prestar atención a otra cosa que no fuera ella? Sin poder evitarlo, ella se había vuelto el centro de su mundo, sentía que le debía la vida, su corazón. Verla disfrutar de la música, ver cómo se le erizaba la piel, como sus ojos se empañaban, como contenía la respiración en las pausas, era más arte y espectáculo de lo que esperaba apreciar esa noche.

En su mente vagaba el miedo, susurrando que solo tuviera esta noche, si de verdad sentía que la quería, debía protegerla dejándola ir. Pero quería ser egoísta, pelearía con todo el mundo con tal de que no se la arrebataran, el merecía la felicidad, merecía hacerla feliz. Él no era perfecto, pero estaba seguro que se podría convertir en el hombre perfecto para ella, si ella quería un súper héroe, lo sería. Si ella quisiera un chico malo, lo sería. Diablos, si quisiera que fuera un príncipe azul, por ella estaba dispuesto a sacrificar su moral a la cosa más cursi que jamás se imaginó ser. Esta chica valía la vida. Pero prolongar sus encuentros solo la hacía la carne para los lobos, debía dejarla. Debía mantenerla a salvó. Pero ¿cómo renunciar a algo que no te pertenece, pero te sientes de esta persona? La respuesta es simple, no puedes.
Huir del amo de tu corazón era una de las cosas que jamás le habían enseñado.

Todos se pusieron de pie y aplaudieron al culminar el  espectáculo, el estruendo sacó a Enko de su dilema. Madison aplaudía y miraba sonriente a Enko.

—Ha sido espectacular ¿Lo disfrutaste también?

Preguntó Madison ya saliendo hacia el estacionamiento.

—Ha sido maravilloso —dijo pensando en su espectáculo personal, ella.

—¿Ah si? ¿Qué paso con eso de " en qué parte cantas"? —Enko soltó una carcajada.

—¿Acaso no me escuchaste tararear? —bromeó.

Madi solo sonrió y caminó junto a él. Se sentía en una novela, estas cosas solo pasaban en los libros o en las películas. Un chico guapo hizo todo esto para ella, algo debió hacer bien pues, la vida ya le estaba compensando. Incluso si solo fuera esa noche, lo tomaría. No había tenido una noche tan perfecta como esta, si mañana tenía que despertar de la nube de algodón de azúcar, lo aceptaría, pero mientras lo disfrutaría al máximo.

—¿Qué te parece ir a cenar ahora? —Enko rompió el silencio de la caminata.

—¿Aún tienes trucos bajo la manga?

Enko sonrió.

—Bueno, tengo este hábito de "no morir de hambre" y por supuesto "no matar de hambre a nadie" estoy seguro que Jess me patearía el trasero si esta noche te alimentara solo con chocolates y champagne —rio.

Madison no pudo contener la carcajada al imaginar a su amiga. Definitivamente la veía haciendo eso, ya quería compartir la historia de esta maravillosa noche con su amiga.

—Es cierto ¿Qué tal unas pizzas? —propuso Madison.

Enko frunció el entrecejo.

—¿Quieres pizza? Estaba pensando en algo más... Formal. Tal vez en un restaurante, con una linda y delicada cena. Conozco un lugar excelente por aquí cerca.

Madison respondió con un mohín.

—Jumm, no lo sé. Una linda y delicada cena... Suena a esa comida que te sirven para que aún quedes con hambre —ambos rieron—. Muñeco, ya me has impresionado bastante esta noche si eso era lo que intentabas, podemos comer una rica pizza. Para mí eso también está bien.

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