Casi Perfecto

Capítulo 24

Aunque los días transcurrieron tranquilos, Madi notó que algo en Enko había cambiado, no podía decir si era algo bueno o malo. Con ella era todo un caballero, cocinaba para ella, había empezado a leer libros para ella, estaban sacando provecho a su biblioteca de libros clásicos. Escuchar su voz mientras los leía la reconfortaba, y a Enko le encantaba meterse en el personaje y fingir ser otra persona, en ocasiones incluso dramatizaba, cosa que disfrutaba muchísimo Madison entre risas. A su vez, también le encantaba tener su guitarra e inventaba canciones de fondo para ciertas escenas. Era maravilloso verlo así de relajado, realmente estaba viendo la mejor parte de él, él estaba siendo su mejor versión para ella.

Además de sus lindas vacaciones con el entretenimiento principal de Enko de sus actuaciones, historias y música, todo no era perfecto. Había empezado a escabullirse muy seguido, cuando pensaba que ella estaba dormida en las noches. De día también se iba con la excusa de buscar más suministros y volvía sin nada. Cuando ella preguntaba por eso el de forma experta evadía el tema. Madison empezó a temer que algo malo estuviera pasando y él se lo estuviera ocultando. Y no solo era que se iba del barco sin razón alguna, a veces también cambiaba de habitación en el barco para hacer llamadas. Madison estaba empezando a desconfiar de nuevo, no quería hacerlo, su corazón le suplicaba que se conformara con las risas que él le causaba mientras le leía, pero la abogada en ella no dejaba de sospechar por su comportamiento.

Cada vez que veía una actitud sospechosa en él, recordaba las palabras de Nick, sobre que Enko tenía muchos secretos. Ella no había olvidado que Nick le dijo que debía preguntarle a Enko sobre el secreto de Rafael Bogoloski, pero no se atrevía a mencionarlo, no sabía cómo introducir el tema, pero quería preguntar, necesitaba que confiara en ella y le contara sus secretos. Además, tampoco había olvidado que Nick le había dicho que la persona con la que trabajaba quería contactarla para saber si había descubierto algo en los documentos de Farrell ¿Acaso el secreto de Rafael Bogoloski era lo que ella debió descubrir en los documentos? Si ese era el caso, lastimosamente no lo había descubierto, o si lo había descubierto, no lo sabía, pero si Enko sabía parte del secreto, según Nick, entonces le daría una pista.

Luego de la conversación sobre si Enko alguna vez había considerado tener una familia, él había levantado una barrera de "no más preguntas" Madi se sentía frustrada porque aún tenía muchas dudas ¿Por qué Marco se había acercado a ella sin dañarla? ¿Lo habría enviado su padre? ¿Era una táctica? Tal vez, y como no funcionó envío a un conocido para ella, tal vez pensó que podría contactarla mediante Nick ¿Qué pretendía Rafael Bogoloski al contactarla? Tenía demasiadas preguntas, no solo esas, también quería saber a dónde se escabullía, con quién se veía, quería saber con quién hablaba siempre por teléfono a escondidas, quería saber tantas cosas, pero ya no podía acercarse a preguntar, lo había hecho muchas veces y Enko desviaba el tema o inventaba cualquier excusa. Su excusa favorita era "ya sabes suficiente de mi" pero no, no era suficiente para ella, no si aún tenía secretos. Estaba molesta, ya ni siquiera podía disfrutar genuinamente de sus tardes de entretenimiento sin pensar en las mentiras que él le estaba diciendo. Una mañana, no se resistió, y como Enko la cortaba en seco si empezaba a preguntar algo sobre él, decidió alejar un poco el tema de él y empezar por otra de sus tantas preguntas.

—Nunca te pregunté, cuando enviaste a Lucían a robar los documentos de mi apartamento ¿Leíste su contenido o solo los entregaste a tu padre? —soltó lo más rápido que pudo antes de que la detuviera.

Enko estaba cortando un poco de frutas frescas para desayunar mientras Madi se sentaba en la pequeña mesita del comedor observándolo. Cuando lanzó su pregunta, Enko cerró los ojos y suspiró, paró de cortar la fruta, pero no soltó el cuchillo.

—¿Ya vas a empezar con tus preguntas?  —preguntó sin mirarla. Pero Madi no estaba dispuesta a quedarse callada.

—Sí, así que puedes responder —Enko soltó el aire lentamente, intentando colmarse de paciencia.