Me siento ansioso. Camino de un lado para otro esperando, pensando, ahogándome en miles de preguntas sin respuestas. Alexandra, la doctora, lleva mucho tiempo internada en mí habitación curando las heridas físicas de Anastasia. Por recomendaciones suyas nos quedamos mi abuela, mi beta, una de las concubinas, quien nos esperaba preocupada al saber que Anastasia había sido atacada, y yo fuera de mi habitación, a esperas de conocer su estado actual de salud. Cada cual está dentro de sus pensamientos y apuesto mi reino a que los míos son los más confusos. Mi preocupación por ella me distrae, aun no sé qué tan graves sean sus heridas, y mucho menos cuanto dure en sanarse, es que ni eso se con certeza. Lo único que puedo recordar es que las brujas no tienen nuestra misma habilidad para sanarse.
Mi lobo se mueve dentro de mí alerta, en mi pecho puedo sentir las pequeñas vibraciones de sus leves gruñidos. La amenaza se siente latente y él está listo para defenderme, aunque por lo que parece, el ataque solo iba dirigido a ella ¿Por qué? No lo sé. ¿Quién tendría la intención de herirla? Y si existe alguien con ese fin, ¿por qué lo haría? ¿Qué ha hecho Anastasia para ganarse tal odio? Sé que es una bruja, y que estas tienen distintos enemigos, pero por qué atacar a una bruja cualquiera en vez de a una de alto rango. No tiene ningún tipo de sentido. Claramente los aquelarres no enviarían alguna bruja valiosa a mi harén, sin importar qué. Sería absurdo, por lo que es fácil concluir que Anastasia no influía mucho en los aquelarres, entonces ¿por qué la atacan? ¿Tendrán algo que ver los motivos por los que la condenaron a ser mi concubina? No lo sé, y espero que no.
Hasta ayer todo iba bien con ella. Después de aquella noche que nos bañamos juntos, nuestra relación en vez de retroceder se volvió más cómoda, con más confianza aunque escenas como esas no se hayan vuelto a repetir. Al recordar aquella noche estoy más que seguro que la quiero como mi favorita, pero hay algo que aún no me deja ascenderla. Yo no sé nada sobre ella. Toda en sí misma es un enigma. No hay rastros, no hay nada de quien es. Además, una favorita sobre todas las cosas debe ser disciplina con el protocolo y con las reglas del harén, entonces, ¿qué hacia fuera de mi habitación Anastasia a esas horas sin mi autorización? ¿Por qué salió? No lo entiendo, hasta hoy no había roto ninguna regla.
Con un suspiro me recargo contra la pared viendo como mi beta no despega su mirada de mí y puedo presentir el por qué. Me crie con él, crecimos juntos siendo como hermanos, sé que le extraña mi actuar, pero un primitivo instinto se alborota en mi interior siempre que se trata de la bruja que desde hace unos días se ha adueñado de mis pensamientos y deseos. Sé que le genera mi situación actual con todo esto, y sé que no es el único, pero mi abuela es mucho más discreta. Esta no es mi forma normal de proceder, pero no puedo evitarlo.
Para no avivar más la curiosidad de Shein, me mantengo neutro escondiendo la preocupación que me recorre al tener muy grabada en mi mente la imagen de Anastasia llena de sangre gritando de forma desesperada hasta destruirse sus cuerdas vocales. Me concentro en mantengo firme recostado en la pared observando a los demás. Mi abuela se mantiene distante, sumergida en sus pensamientos como si miles de ideas se estuvieran cruzando por su mente y la verdad es que tengo miedo, miedo de saber qué es lo que está sucediendo, miedo de no ser capaz de proteger a mi reino y a los seres que están bajo mi mandato.
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El harén del Alfa
FantasyEstá no es una historia cualquiera, en sus líneas está narrada la historia de la más grande bruja de todo el mundo de Frunbor, un mundo frágil que requiere de hipocresía y falsos modales para conservar la paz y la armonía. Una traición familiar pone...