Capítulo 35: Entre la oscuridad.

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Sopórtalo, fuiste entrenada para soportarlo, Anastasia, no te dejes llevar por la oscuridad guerrera mía

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Sopórtalo, fuiste entrenada para soportarlo, Anastasia, no te dejes llevar por la oscuridad guerrera mía. En medio de la bruma de la oscuridad que me rodea, donde apenas y soy consciente de lo que sucede a mí alrededor, aquella voz femenina que una vez invadió mi mente me alienta para que no desfallezca a causa del continuo e insoportable dolor. Vamos, concéntrate en respirar, visualízate lejos de aquí, ignora el dolor. Su voz, esa que no se reconocer del todo es la que me ha mantenido cuerda desde que ya no pude resistirme más a los juegos tortuosos de Synfeirex, porque realmente lo intente ¿pero que soy yo sin magia frente a una temeraria demonia? Luche, resistí y persistí, pero sin mi magia no soy nada más que un cuerpo vacío a merced de su odio y de su locura. No pude hacer nada cuando cosió las cadenas a mis brazos, o cuando las sombras implementaron todo su arsenal de tortura. No pude si quiera taparme los oídos para no escuchar sus palabras estúpidas acerca del todo el daño que le pude haber causado a Dimitry. No pude hacer nada contra ella. Hace rato me rendí sintiendo mi mente usurpada y saturada con imágenes ficticias sobre mi gente siendo asesina, sintiendo la culpa carcomerme por haber alzado mi magia contra Dimitry, sintiendo como la sangre corre por mi cuerpo mientras mi carne está expuesta en la zona de mi abdomen y sintiendo mi corazón estúpido desangrarse sin ningún ataque físico aparente.

¡Levántate Anastasia! Tienes que hacerlo. Eres hija de Ithabel Qubelle, ¿así es como le pagas su sacrificio? ¡¿Así es como honras su apellido?!

La voz continua, no se detiene, cada segundo que pasa me grita más fuerte, me recuerda, me exige. No sé quién o qué es, pero solo sé que sus palabras surgen efecto. Su desesperación y su duras palaras me llegan hasta el fondo. Me traen recuerdos, alientan mi instinto. Reviven mis convicciones, pero se necesitan más que intenciones para levantarme.

Usa tu instinto, Anastasia. Eres más que nadie ¡Eres mucho más que ella! Tienes el poder, utilízalo. Nada. Nadie. Nunca te has detenido, no lo hagas ahora. Sí has de morir que sea peleando.

Mi pulso lento me indica que el tiempo se me acaba, pero la imagen de mi madre se me presenta. Su mirada dura, sus palabras frías, su esperanza cruda. No la puedo defraudar más. Ya me he humillado demasiado, es hora que vuelva a ser esa chica que vivía por buscar su orgullo. Quizás siempre le he tenido miedo a mi destino, pero ella ya no está y debo hacerme cargo de él así no me quieran como reina. Esto debe acabar. Todo debe seguir el camino correcto. Todo debe volver a lo previsto. Dimitry tiene razón, no estamos hecho para nada que no sea liderar y pelear.

Con pura fuerza de voluntad, llamando aquello que tanto intento ocultar, abro un poco los ojos para verla descuidada. Desaparece por un momento como si algo estuviera pasando afuera. Las sombra parecen quedarse bajo su orden, pero si su poder son más débiles. Es mi momento. Sé que la marca me mantiene atada, pero cuando se trata de cuidar la armonía nadie ha podido vencerme. Debo pelear por mi madre, por mi gente, por mi destino, por Kaxha y Dimitry, por mí. Debo ayudar a que el rio retome su cauce.

El harén del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora