El tiempo pasa más lento de lo normal. Cómo lo predije está siendo un viaje largo y terriblemente monótono. Ya hemos estado dos días seguidos viajando, donde hemos parado dos veces en pequeños hostales para descansar y renovar energías. Estos dos días las charlas no han sido suficientes para distraerme, ni siquiera la naturaleza que pasamos a paso constante es capaz de darme una escapada del aburrimiento, aunque lo intenta. Shein y el rey se la pasan hablando de temas del reino, revisando un puñado de papales con los que se atrevieron a viajar, aunque, algunas veces se han puesto a jugar con un mazo de cartas, cosa que no logre entender. Yo solo observo y trato de dormir. No encuentro nada más satisfactorio que perder un poco entre los sueños de esta realidad.
Los lobos siguen escoltando nuestro carruaje mientras el traqueteo de las patas de los caballos que lo halan acompasan una tediosa melodía que ya empieza a molestar a mis oídos. Es molesto escuchar el mismo sonido todo el tiempo y de forma tan repetitiva. No hemos ni llegado a la mitad del viaje y ya siento ganas de mandar a todo el mundo a la mierda. Nunca he sido una persona reconocida por su gran paciencia. Esperar es una de las cosas que más me atormentan, y el sentir el tiempo ir tan lento en estas circunstancias me tienen suspirando de fastidio a cada rato, haciendo rodar los ojos al beta, quien al parecer le fastidia mi fuerte respiración. Debería preguntarme cuanto me importa su incomodidad.
Realmente lo intento. Trato de distraerme con cualquier cosa, pero se me hace difícil Mientras el rey revisa documentos con su querido beta, yo tengo que conformarme con el sentir de la flora y la fauna que se alza majestuosa en cualquier parte a la vista. Tengo que huirle a la frustración. Me concentro nuevamente en sentir la magia de la misma naturaleza recorrer la tierra como venas cargadas de sangre vital que se extienden llenas de vida y energía, siendo el motor de todo lo existente. Me concentro en conectar mi propio flujo con el de la naturaleza, pero para eso necesito concentración, y el movimiento continuo no me deja.
Cierro mis ojos con fastidio mientras un pequeño tic asalta mi pierna izquierda haciéndola tropical con el suelo del carruaje con frenesí. No está funcionando. La magia empieza a vibrar en mi interior queriendo salir, queriendo correr, queriendo romper el aburrimiento que me atrapó hace rato con ansias de ahogarme lenta y tortuosamente. En mi mente busco algo en que pensar, algo que me libre de explotar y complicar el viaje, pero cuando la concentración vuelve a mi haciéndome sentir algo más que aburrimiento ya es un poco tarde. Un gruñido de un lobo y un fuerte golpe hace que todo se detenga por una milésima de segunda para después desatarse un caos.
Gruñidos y ladridos se alzan con ferocidad haciendo que el beta salga rápidamente mientras su alfa se acomoda en su sitio, sin ninguna intención de salir a pelear junto con sus guerreros, cosa que me hace verlo con el entrecejo fruncido. Él, por su parte, parece ignorar mi mirada acusativa y no despega su mirada de los documentos, como si no fuese su deberé enfrentar al enemigo. Gemidos de dolor lo hacen levantar su mirada un poco aturdido y sé que es mi momento de intervenir, la cosa que los está enfrentando está muy lejos de llegar a ser comprendida por ellos, por lo tanto, los matara antes de que algún lobo pueda descifrarla. Sin ser detenida por el rey salgo del carruaje viendo como un ser invisible ataca bestialmente a los lobos, quienes al mando de Shein, luchan de forma organizada, pero ineficaz.
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El harén del Alfa
FantasyEstá no es una historia cualquiera, en sus líneas está narrada la historia de la más grande bruja de todo el mundo de Frunbor, un mundo frágil que requiere de hipocresía y falsos modales para conservar la paz y la armonía. Una traición familiar pone...