Capítulo 36: Es familia.

333 30 7
                                    


Alguna vez, cuando era pequeña y sí o sí debía ir a la dimensión a cumplir mis primeras misiones en aquellas tierras azotadas por la violencia y la crueldad, mi madre me dijo que lo único que no podía pensar en esta vida era que yo no era capaz de...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alguna vez, cuando era pequeña y sí o sí debía ir a la dimensión a cumplir mis primeras misiones en aquellas tierras azotadas por la violencia y la crueldad, mi madre me dijo que lo único que no podía pensar en esta vida era que yo no era capaz de ser la mejor guerrera. Siempre me recordó que yo soy tan poderosa que necesite de un estricto entrenamiento para dominarme y no ocasionar mortales accidentes sin querer. Siempre me hizo sentir que yo podía ser el arma más mortal nunca antes vista ni en el pasado, ni en el futuro de Frunbor, ni de la dimensión. Por ello era tan agobiante el entrenamiento, porque todos reconocían mi poder y temían que realmente mi linaje Trasoqui ganara la batalla y desatara una gran catástrofe. Al principio no lo entendía. Las brujas Trasoqui siempre iban un paso por delante, sus poderes y su afinidad con su magia al igual que el caudal que manejaban siempre superaron la media de las demás brujas y brujos, pero nunca se tuvieron que someter a grandes entrenamientos para dominarse. ¿Entonces por qué yo sí? Cuando le hice esa pregunta a mi madre ella se mostró más seria de lo normal y tardo en contestarme un par de minutos, pero cuando lo hizo, mi sangre se helo.

No sé sabe si fue por castigo o por sus propias acciones, lo cierto era que, antes de que la rebelión de las brujas sobre el yugo de los brujos se diera, se empezó a notar como de a poco las brujas de mi familia iban demostrando cada vez mucho más poder. Cada nueva generación de brujas en los Trasoqui venía con más poder que la anterior, pero al mismo tiempo, con un gran desequilibrio que la hacía peligrosa desde pequeña. Se rumoreaba que jamás mostraban a una niña pequeña de su familia, al menos no hasta que esta fuera instruida por las brujas mayores de la familia y entonces, estuviera lista y demostrara el hambre por la oscuridad.

Yo fui la última que nació de las Trasoqui. Yo, engendrada por uno de los brujos más fuertes y poderosos de mi familia, desde el primer día que nací demostré que tenía más poder que ningún otro. Decía mi madre que solo tenían que ver mis ojos para saber que la magia no iba a despertar en mí en los primeros meses de mi vida, pues yo nací con un caudal listo a mi disposición. La maldición de las Trasoqui recayó sobre mi como a ninguna otra, por ello siempre he sido más fuerte que cualquiera y todo lo poderosa que he sido mientras fui llevada al límite ¿Entonces por qué en estos últimos días parece que lo único que puedo hacer es perecer patéticamente indefensa?

Los demonios seguidores de Synfeirex arremeten contra los lobos y mi gente sin contemplación, cientos de ellos llaman la oscuridad y manejan las sombras a sus anchas mientras sus fuertes alas crean turbias corrientes de aire que golpean sin parar. Los lobos resisten, pero es notable que uno a uno empiezan a caer gravemente heridos entre pequeños aullidos de dolor y grandes charcos de sangre; por su parte, la gran ex reina que hace poco se unió a la batalla se muestra como la guerrera más imponente, pues con su loba de tonos grisáceos, pelea bestialmente protegiendo su propio reino.

Mis guerreras. Las brujas combaten sin temer, pero hace poco me di cuenta de algo, los brujos parecen zombis desde los arboles armando barreras protectoras para los demonios. Al principio el sabor de la traición llego a mi paladar, pero al ver sus ojos puedo notar que no están actuado bajo su propia voluntad, es por ello que a las brujas se les dificulta atacarlos. Todo es un caos. El fuego, el aire y el agua combaten a voluntad de las mías, al mismo tiempo que flores negras aparecen al ser lanzados temerarios conjuros en contra de los demonios que resisten todo y atacan mientras sagaces intentan entrar al castillo donde se pueden oír los gritos de terror al ver como la barrera de protección no está para salvarlos.

El harén del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora