Diego Ferreira.
Un mes después.
Mi padre estaba emocionado por el hecho de que su hijo mayor se casaría y pondría el legado familiar en alto. ¿Cómo le explicó la forma en la que me siento por lo que pasa? Quería irme lejos de aquí. Quería ser libre.
La ceremonia sería en la casa, así que podría encerrarme en mi habitación cuando estuviera cansado. Había movimiento. Todos en la casa se encargaban de pequeños detalles para que la fiesta saliera bien y valiera la pena todo el dinero que mi padre pagó.
—¿Cómo te sientes? —Preguntó, conocía la respuesta. Le di una mirada. Denisse se encargaba de acomodar mi corbata.
—Mal —contesté de mala manera. No tenía nada contra ella. Me pone de mal humor casarme con alguien que no amo—. Odio que me obliguen a hacer algo que no quiero, pero a mi padre le importa una mierda como me sienta. ¡Soy una puta marioneta! —Levanté la voz. Quería gritar y pelear—. No quiero casarme con ella. Todo el mundo lo sabe.
—Diego, tranquilo —comentó sonriente. Acariciaba mis mejillas con calidez—. Yo sé que algún día podrás ser feliz con Evelyn y sobretodo, serás libre.
Cuando terminamos de arreglarnos salimos de la habitación. Quería regresar a mi cueva. En todos lados había detalles blancos. Salimos a dónde sería la ceremonia. Después de unos segundos la pelirroja llegó, usaba un vestido blanco que le quedaba un poco ajustado y hacía lucir su figura. Se veía muy linda, pero no era quien quería a mi lado.
Al terminar la ceremonia los invitados se acercaron para felicitarnos y como lo había imaginado, se dieron cuenta de que no nos casamos por amor. Todas las personas que conocían a Joselyn sabían el tipo de mujer que era.
Mi padre se acercó a nosotros con el mismo motivo de "felicitarnos", pero sabía a lo que venía.
—Diego, disimula tu odio y finge que estás feliz —susurro en mi oído. Se escuchaba molesto—. No invertí miles de pesos para que estés con tu carota.
—Julio, no estaría con mi carota si tú no me hubieras obligado a casarme con alguien con no amo —respondí en el mismo tono—. Yo sabía con quién quería hacer mi vida —recordé. Estaba dolido—. Además, nunca te pedí que invirtieras dinero en esta estúpida boda. Te aclaré que quería algo discreto y sencillo —Finalicé. Me separé de mi padre, fingiendo una sonrisa.
Los invitados estaban felices por el matrimonio del hijo mayor, según ellos habría más herederos en la familia y los negocios serían más grandes. ¿Por qué solo pensaban en eso y no en la forma que me sentía con todo esto?
En la mayor parte de la fiesta trate de estar lejos de la pelirroja, solo estábamos juntos en ocasiones muy necesarias. Cuando las personas estaban tenían su propio ambiente les di una mirada y comencé a caminar con dirección al garaje, pero para mí mala suerte me encontré con Joselyn.
—Cariño —murmuró con una voz dulce y tomó mis manos—. Deberíamos ir a bailar con los invitados —me dio una falsa sonrisa—. Después podemos ir a nuestra habitación y hacer las maletas para nuestra luna de miel.
—Joselyn, déjate de hipocresías —exigí, estaba cansado—. Sabemos que aceptaste casarte por mi dinero. Tú nunca cambias —me dio una mala mirada. Era su forma en la que dejaba de fingir y era ella misma—. Quiero que sepas que no habrá luna de miel. —Me detuve a pensar, hasta que logré recordar—. No pienso soportar sus estúpidas actitudes, así que contrólate. Nuestro matrimonio está en una delgada línea y si me enteró que me hiciste algo, nos divorciamos. Sabes el tipo de hombre que soy y lo exigente que me pongo con mi mujer —Finalicé. La observé de mala gana, le había quedado claro.
ESTÁS LEYENDO
Amores Prohibidos
Teen Fiction¿Qué pasaría si te enamoras del jefe de una mafia? Amor • Lujuria • Traición El amor es para todos, no importa la forma en la que giren los retorcidos y diferentes mundos del otro. Evelyn jamás se arrepentirá de conocer a Diego, el amor de su vida...